Anglocatólico

COMUNIDAD ECUMÉNICA MISIONERA LA ANUNCIACIÓN. CEMLA
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“Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por todos y está en todos.” Ef 4,5s.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

+Gabriel Orellana.
Obispo Misionero
¡Ay de mí si no predico el Evangelio! 1 Co 9,16b.

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lunes, 14 de noviembre de 2011

IV. ACUERDO EN EL EJERCICIO DE LA AUTORIDAD: PASOS HACIA LA UNIDAD VISIBLE. El Don de la Autoridad.


51. Sometemos a nuestras respectivas autoridades esta declaración de acuerdo sobre la autoridad en la Iglesia. Creemos que si esta declaración sobre la naturaleza de la autoridad y la manera de ejercerla es aceptada y puesta en práctica, este tema dejará de ser causa de permanente ruptura de la comunión entre nuestras dos Iglesias. De acuerdo con esto, hemos dejado fuera de los elementos de este acuerdo recientes desarrollos significativos en cada una de nuestras comuniones, y algunos temas a los que todavía deberán hacer frente. Como nos movemos hacia la comunión eclesial plena, sugerimos los modos en los que nuestra comunión existente, aunque imperfecta, puede hacerse más visible mediante el ejercicio de una colegialidad renovada entre los obispos y un ejercicio y recepción renovadas de la primacía universal.


Avances en Acuerdo

52. La Comisión entiende que hemos profundizado y extendido nuestro acuerdo sobre:

* cómo la autoridad de Cristo está presente y activa en la Iglesia cuando la proclamación del «Sí» de Dios provoca el «Amén» de todos los creyentes (parágrafos 7-18);

* la interdependencia dinámica de la Escritura y la Tradición apostólica y el lugar normativo de la Escritura dentro de la Tradición (parágrafos 19-23);

* La necesidad de la recepción constante de la Escritura y la Tradición, y de la re-recepción en circunstancias particulares (parágrafos 24-26);

* cómo el ejercicio de la autoridad está al servicio de la fe personal dentro de la vida de la Iglesia (parágrafos 23,29,49);

* el papel del pueblo entero de Dios, en el que, como maestros de la fe, los obispos tienen una voz distintiva en la formación y expresión del pensamiento de la Iglesia (parágrafos 29-30);

* sinodalidad y sus implicaciones para la comunión de todo el pueblo de Dios y de todas las Iglesias locales cuando buscan juntas seguir a Cristo que es el Camino (parágrafos 34-40);

* la cooperación esencial del ministerio de episcopé y el sensus fidei de toda la Iglesia en la recepción de la Palabra de Dios (parágrafos 29,36,43);

* la posibilidad que la Iglesia, en ciertas circunstancias, enseñe infaliblemente, al servicio de la indefectibilidad de la Iglesia misma (parágrafos 41-44);

* una primacía universal, ejercida colegialmente en el contexto de sinodalidad, como parte integrante de la episcopé al servicio de una comunión universal; una primacía semejante tiene que estar siempre asociada con el Obispo y la Sede de Roma (parágrafos 46-48);

* cómo el ministerio del Obispo de Roma asiste al ministerio de todo el cuerpo episcopal en el contexto de sinodalidad, promoviendo la comunión de las Iglesias locales en su vida en Cristo y la proclamación del Evangelio (parágrafos 46-48);

* cómo el Obispo de Roma ofrece un ministerio específico relativo al discernimiento de la verdad (parágrafo 47).


Desarrollos significativos en ambas Comuniones

53. La Conferencia de Lambeth de 1988 reconoció una necesidad de reflejar cómo toma las decisiones normativas la Comunión Anglicana. A nivel internacional, los instrumentos Anglicanos de sinodalidad tienen una autoridad considerable para influir y apoyar las provincias, aunque ninguno de estos instrumentos tiene poder para anular una decisión provincial, aunque ésta perjudique a la unidad de la Comunión. De acuerdo con esto la Conferencia de Lambeth de 1998, a la luz del Informe de Virginia de la Comisión Teológica y Doctrinal Inter-Anglicana, resolvió fortalecer estos instrumentos de varias maneras, especialmente el papel del Arzobispo de Cantorbery y de las Reuniones de Primados. La Conferencia pidió también iniciar un estudio en cada provincia «sobre si la comunión efectiva, a todos los niveles, no requiere instrumentos apropiados con las debidas salvaguardas, no sólo para la legislación sino también para la vigilancia... así como sobre el tema de un ministerio universal al servicio de la unidad de los cristianos» (Resolución III, 8(h)). Junto con la autonomía de las provincias, los Anglicanos están considerando que la interdependencia entre Iglesias locales y entre provincias es también necesaria para fomentar la comunión.


54. La Iglesia Católica, especialmente desde el Concilio Vaticano II, ha venido desarrollando gradualmente estructuras sinodales para sostener la koinonia con mayor efectividad. El papel en desarrollo de las Conferencias Episcopales regionales y nacionales y la celebración regular de Asambleas Generales del Sínodo de Obispos demuestra esta evolución. Ha existido también renovación en el ejercicio de la sinodalidad a nivel local, aunque éste varíe de un lugar a otro. La legislación canónica ahora requiere que los laicos y laicas, religiosos y religiosas, diáconos y sacerdotes representen un papel en los consejos pastorales parroquiales y diocesanos, en los sínodos diocesanos y una variedad de otros cuerpos, dondequiera que sean convocados.

 
55. En la Comunión Anglicana hay una extensión hacia estructuras universales que promueven la koinonia, y en la Iglesia Católica un fortalecimiento de estructuras locales e intermedias. En nuestra opinión estos desarrollos reflejan una creciente y compartida conciencia de que la autoridad en la Iglesia necesita ser adecuadamente ejercida a todos los niveles. Aunque todavía hay problemas que Anglicanos y Católicos deben enfrentar sobre importantes aspectos del ejercicio de la autoridad al servicio de la koinonia. La Comisión plantea algunas cuestiones francamente pero en la convicción de que necesitamos el apoyo unos de otros al responder a ellas. Creemos que en la situación dinámica y fluida en la que han sido planteadas, buscando responder a ellas, debe ir unida al desarrollo de pasos adelante hacia un ejercicio compartido de la autoridad.


Problemas que afrontan los Anglicanos

56. Hemos visto que para sostener la comunión son necesarios a todos los niveles instrumentos para la vigilancia y toma de decisiones. Teniendo esto en cuenta la Comunión Anglicana está explorando el desarrollo de estructuras de autoridad entre sus provincias. ¿Está la Comunión también abierta a la aceptación de instrumentos de vigilancia que permitirían que las decisiones que deben adoptarse, en determinadas circunstancias, vincularan a la Iglesia entera? ¿Cuándo surgen nuevas cuestiones importantes que, en fidelidad a la Escritura y Tradición requieren una respuesta unida, estas estructuras ayudarán a los Anglicanos a participar en el sensus fidelium con todos los cristianos? ¿Hasta qué punto la acción unilateral por parte de provincias o diócesis en materias que conciernen a la Iglesia entera, una vez que la consulta ha tenido lugar, debilita la koinonia? Los Anglicanos han mostrando su voluntad de tolerar anomalías por causa del mantenimiento de la comunión. Esto ha llevado al debilitamiento de la comunión que se manifiesta en la Eucaristía, en el ejercicio de la episcopé y en la intercambiabilidad del ministerio. ¿Qué consecuencias se derivan de ahí? Sobre todo, ¿cómo tratarán los Anglicanos la cuestión de la primacía universal cuando está emergiendo de su vida juntos y del diálogo ecuménico?


Problemas que afrontan los Católicos

57. El Concilio Vaticano II ha recordado a los Católicos cómo los dones de Dios están presentes en todo el pueblo de Dios. Ha enseñado también la colegialidad del episcopado en su comunión con el Obispo de Roma, cabeza del colegio. No obstante, ¿existe a todos los niveles, la participación efectiva del clero y de los laicos en los emergentes cuerpos sinodales? ¿Ha sido suficientemente implementada la enseñanza del Concilio Vaticano II relativa a la colegialidad de los obispos? ¿Reflejan las acciones de los obispos conciencia suficiente del alcance de la autoridad que han recibido por medio de la ordenación para el gobierno de la Iglesia local? ¿Se ha hecho la provisión suficiente para asegurar la consulta entre el Obispo de Roma y las Iglesias locales antes de adoptar decisiones importantes que afectan bien a una Iglesia local o a la Iglesia entera? ¿Cómo se tiene en cuenta la variedad de la opinión teológica cuando se toman tales decisiones? Al apoyar al Obispo de Roma en su trabajo de promover la comunión entre las Iglesias, las estructuras y procedimientos de la Curia Romana, ¿respetan adecuadamente el ejercicio de la episcopé a otros niveles? Sobre todo, ¿cómo tratará la Iglesia Católica la cuestión de la primacía universal cuando emerge el «diálogo paciente y fraterno» sobre el ejercicio del oficio del Obispo de Roma al que Juan Pablo II ha invitado a «dirigentes eclesiales y sus teólogos»?


Colegialidad renovada: haciendo visible nuestra comunión existente

58. Anglicanos y Católicos han hecho frente ya a estos temas pero su resolución puede muy bien tomar algún tiempo. No obstante, no hay vuelta atrás en nuestro recorrido hacia la comunión eclesial plena. A la luz de nuestro acuerdo la Comisión cree que nuestras dos comuniones deberían hacer más visible la koinonia que ya tenemos. El diálogo teológico debe continuar a todos los niveles en las Iglesias, pero no es por sí mismo suficiente. Por el bien de la koinonia y un testimonio cristiano unido ante el mundo, los obispos Anglicanos y Católicos deberían encontrar vías para cooperar y desarrollar las relaciones de responsabilidad mutua en su ejercicio de la vigilancia. En este nuevo estadio tenemos no sólo que actuar juntos siempre que podamos, sino también estar juntos en todo lo que nuestra koinonia existente lo permita.


59. Esta cooperación en el ejercicio de la episcopé implicaría reuniones mixtas de obispos regularmente a nivel local y regional y la participación de obispos de una comunión en las reuniones internacionales de obispos de la otra. Se debería conceder también una seria consideración a la Asociación de obispos Anglicanos con obispos Católicos en sus visitas ad limina a Roma. Donde sea posible, los obispos deberían encontrar la oportunidad de enseñar y actuar juntos en materias de fe y de moral. Deberían también dar testimonios juntos en la esfera pública sobre temas que afectan al bien común. Aspectos prácticos específicos de compartir la episcopé surgirán de las iniciativas locales.


Primacía universal: un don para ser compartido

60. El trabajo de la Comisión ha tenido como resultado un acuerdo suficiente sobre la primacía universal como don que tiene que ser compartido, para que nosotros propongamos que esta primacía debería ser ofrecida y recibida incluso antes de que nuestras Iglesias estén en comunión plena. Católicos y Anglicanos contemplan que este ministerio debería ser ejercido en colegialidad y sinodalidad -un ministerio de servus servorum Dei (Gregorio Magno, citado en Ut Unum Sínt 88). Consideramos una primacía que ahora ayudará a sostener la legitima diversidad de tradiciones, fortaleciendo y salvaguardándolas en fidelidad al Evangelio. Animará a las Iglesias en su misión. Esta suerte de primacía ayudará ya a la Iglesia en la tierra a ser una auténtica koinonia católica en la que la unidad no coarte la diversidad y la diversidad no ponga en peligro sino que fortalezca la unidad. Será un signo efectivo para todos los cristianos cómo este don de Dios construye esta unidad por la que Cristo oró.


61. Esta primacía universal ejercerá el liderazgo en el mundo y también en ambas comuniones, dirigiéndolas en un modo profético. Promoverá el bien común de un modo que no estará constreñido por intereses particulares, y ofrecerá un ministerio magisterial permanente y distintivo, especialmente al tratar difíciles temas teológicos y morales. Una primacía universal de este estilo será bien recibida y protegerá la investigación teológica y otras formas de búsqueda de la verdad, de modo que sus resultados puedan enriquecer y fortalecer tanto a la sabiduría humana como a la fe de la Iglesia. Esta primacía universal podría reunir a las Iglesias en diferentes formas para consulta y discusión.


62. Una experiencia de primacía universal de este tipo confirmaría dos conclusiones particulares a las que hemos llegado:

* que los Anglicanos están abiertos a y desean una recuperación y re-recepción bajo ciertas condiciones claras del ejercicio de la primacía universal del Obispo de Roma;

* que los Católicos están abiertos a y desean una re-recepción del ejercicio de la primacía por el Obispo de Roma y el ofrecimiento de este ministerio a toda la Iglesia de Dios.


63. Cuando la real, pero imperfecta comunión entre nosotros se hace más visible, la red de unidad que ha sido tejida desde la comunión con Dios y la reconciliación con el otro se extiende y fortalece. Así el «Amén» que Anglicanos y Católicos dicen al único Señor, está más cerca de ser un «Amén» dicho juntos por el único pueblo santo que da testimonio de la salvación de Dios y el amor reconciliador en un mundo roto.

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