Anglocatólico

COMUNIDAD ECUMÉNICA MISIONERA LA ANUNCIACIÓN. CEMLA
Palabra + Espíritu + Sacramento + Misión
Evangelizar + Discipular + Enviar


“Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por todos y está en todos.” Ef 4,5s.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

+Gabriel Orellana.
Obispo Misionero
¡Ay de mí si no predico el Evangelio! 1 Co 9,16b.

whatsapp +503 7768-5447

martes, 21 de abril de 2015

EL SEGUIMIENTO DE JESÚS EL CRISTO

La Iglesia Católica Antigua Comunidad Ecuménica de Fe de El Salvador,  comparte con el Catolicismo Reformado (que tiene su expresión en el Anglicanismo) la visión de Seguimiento de Jesucristo.

Somos una expresión particular del sentido cristiano siendo Una, Santa, Católica y Apostólica Iglesia de Jesucristo.

Se forma y enraíza en la Escritura, moldeada por el culto a Dios vivo, ordenada en comunión y dirigida fielmente por la misión de Dios en el mundo.

Formados por la Escritura

1. Como cristianos tratamos de discernir la voz de Dios vivo en la Sagrada Escritura, mediada por tradición y razón. Leemos la Biblia, juntos en comunidad e individualmente, con sentido agudo y crítico del pasado, comprometidos vigorosamente con el presente y con paciente espera por el futuro de Dios.

2. Valoramos toda la Escritura para cada aspecto de nuestras vidas y valoramos las muchas formas en la que nos enseña a seguir fielmente a Cristo en una variedad de contextos. Oramos y cantamos la Escritura a través de la liturgia y los himnos. Los leccionarios nos relacionan con lo extenso de la Biblia y a través de la predicación, interpretamos y empleamos la plenitud de la Escritura a nuestra vida compartida en el mundo.

3. Aceptamos su autoridad. Escuchamos la Escritura con corazones abiertos y mentes atentas. Ha dado forma a nuestra rica herencia, por ejemplo: los credos ecuménicos de la iglesia primitiva.

4. En nuestra proclamación y testimonio de la palabra encarnada, valoramos la práctica del compromiso de eruditos con la Escritura desde los primeros siglos hasta nuestros días. Deseamos ser una verdadera comunidad de fe, aprendiendo, buscando sabiduría, fortaleza y esperanza en nuestra jornada. Constantemente descubrimos que nuevas situaciones requieren de frescas expresiones de fe y vida espiritual fundadas bíblicamente.

Moldeados a través del culto y adoración

5. Nuestra relación con Dios es nutrida a través de nuestro encuentro con el Padre, Hijo y Espíritu Santo en palabra y sacramento. Esta experiencia enriquece y moldea nuestro entendimiento de Dios y la comunión con otros.

6. Como cristianos ofrecemos alabanza al Trino Dios expresado a través del culto combinando orden y libertad. En penitencia y acción de gracias nos ofrecemos en servicio a Dios en el mundo y para el mundo.

7. A través de nuestras liturgias y formas de culto, balanceamos la rica tradición del pasado con la variedad de culturas en nuestras diversas comunidades.

8. Como personas frágiles y pecadoras, consientes de la misericordia de Dios, vivimos por gracia a través de la fe y continuamente nos esforzamos por ofrecer vidas santas a Dios. Perdonados a través de Cristo y fortalecidos por su palabra y sacramentos, somos enviados al mundo en el poder del Espíritu Santo.

Ordenada en Comunión

9. En nuestra dirección episcopal y gobierno sinodal en diócesis y provincias, nos gozamos en los diversos llamados de todos los bautizados. Los tres servicios del ministerio, obispos, presbíteros, diáconos, colaboran en la afirmación, coordinación y desarrollo de esos llamados como percibidos y ejercitados por todo el pueblo de Dios.

10. Como cristianos en todo el mundo, valoramos nuestra relación con uno y otro.

Conducidos por la Misión de Dios.

11. Como cristianos estamos llamados a participar en la misión de Dios en el mundo, comprometidos respetuosamente con la evangelización, un servicio de amor y testimonio profético. Así sea en toda la variedad de contextos, damos testimonio y seguimos a Jesucristo el crucificado y resucitado Salvador. Celebramos la reconciliación de Dios con una misión viva, a través de creativos, encarecidos y fieles ministerios y testimonios de hombres, mujeres y niños, en el pasado y presente, alrededor de la comunión.

12. Sin embargo, como cristianos estamos muy consientes que nuestra vida y compromiso común con la misión de Dios se corrompen por defectos y equivocaciones: aspectos de herencia colonial, abuso de poder y privilegios, menosprecio en contribuciones de laicos y mujeres, desigualdad en distribución de recursos y ceguera a la experiencia de pobres y oprimidos. Como un resultado, buscamos seguir al Señor con renovada humildad con la que podríamos, libre y alegremente, esparcir las buenas nuevas de salvación en palabra y hecho.

13. Confiados en Cristo, nos unimos a todas las personas de buena voluntad para trabajar por la paz, justicia y amor reconciliador de Dios. Reconocemos la inmensidad de desafíos posados en la secularización, pobreza, avaricia desenfrenada, violencia, degradación ambiental y enfermedades como VIH/SIDA. En respuesta, llamamos una crítica profética de política destructiva e ideologías religiosas, y construimos sobre una herencia de cuidado por el bienestar humano expresado a través de educación, salud y reconciliación.

14. En nuestra relación y dialogo con otras comunidades de fe, combinamos el testimonio de Jesucristo con un deseo de paz, respeto mutuo y relaciones justas.

15. Como cristianos, bautizados en Cristo, compartimos la misión de Dios con todos los cristianos y estamos profundamente comprometidos a construir relaciones ecuménicas. Nuestra tradición católica no romana, ha demostrado ser un don y estamos dispuestos a atraer un esfuerzo ecuménico. Alternamos en dialogo con otras iglesias basado en confianza y en deseo de que toda la compañía del pueblo de Dios crecería en plenitud de unidad a la cual Dios nos llama, para que el mundo crea en el Evangelio.

viernes, 10 de abril de 2015

SUCESIÓN APOSTÓLICA EN IGLESIA CATÓLICA ANTIGUA



 COMUNIDAD ECUMÉNICA DE FE
PALABRA + ESPÍRITU + SACRAMENTO + MISIÓN

 1. El ministerio en la Iglesia Católica Antigua

San Ignacio de Antioquía (S. 110 D.C), uno de los Padres Apostólicos, enseña que el modelo de Ministros en la Iglesia según el Nuevo Testamento son: el pueblo, los obispos, los presbíteros y los diáconos.

El ministerio del pueblo es representar a Cristo y Su Iglesia; ser testigos de EL donde quiera que ellos estén; y, según los dones recibidos, portar el trabajo de Cristo de reconciliación en el mundo, y tomar su lugar en la vida, la adoración y el ministerio de la Iglesia.

El ministerio del Obispo es representar a Cristo y su Iglesia, particularmente como Apóstol, sumo sacerdote y pastor; ser guardador de la fe, unidad y disciplina de la Iglesia entera, proclamar la Palabra de Dios; actuar en el nombre de Cristo para la reconciliación del mundo y la construcción de la Iglesia; y ordenar a otros para que continúen con el ministerio de Cristo.

El ministerio del Presbítero es representar a Cristo y Su Iglesia, particularmente como pastor del pueblo; compartir con el Obispo la supervisión de la Iglesia; proclamar el Evangelio; administrar los Sacramentos y bendecir y declarar el perdón en el nombre de Dios.

El ministerio del Diaconado es representar a Cristo y su Iglesia, particularmente como un servidor de los más necesitados; y asistir al Obispo y al Presbítero en la proclamación del Evangelio y la administración de los Sacramentos.

Es importante recordar que todos los Cristianos deben seguir a Cristo; reunirse cada semana para celebrar la adoración corporativa; y para trabajar, orar y dar para esparcir el Reino de Dios. Todo esto es hecho en el contexto de capacitarnos para continuar la Tradición Apostólica y la histórica Sucesión Apostólica.

2. La Iglesia Católica Antigua es Apostólica.

La Iglesia fue establecida por los Apóstoles sobre el fundamento de la Persona, la enseñanza y las obras salvíficas de Jesús Cristo, quien sigue siendo la Cabeza y la Piedra Angular. La Apostolicidad de la Iglesia descansa en su conformidad con las enseñanzas de los Apóstoles lo cual conocemos como la Tradición Apostólica y la cual debe ser guardada, mantenida y perpetuada por los Obispos en la Histórica Sucesión Apostólica. Por esta razón hemos elaborado una lista oficial de los nombres de los Obispos y Obispados  a fin de trazar hacia atrás hasta los Apóstoles la sucesión los Obispos. La Iglesia Católica Antigua posee y está en esa lista.

Como una rama de la Iglesia, creemos que hemos sido enviados a proclamar a Cristo en el mundo (un Apóstol es quien es enviado en una misión de predicar y extender el Reino de Dios). La Iglesia, como una institución apostólica, tiene la gran misión de hacerse cargo, tanto en naturaleza como en responsabilidad de comunicar la Palabra de Dios y hacer discípulos en todas las naciones. La Iglesia Católica Antigua es también apostólica en su manera de gobernar. Los Apóstoles fueron los administradores originales de la Iglesia.

Actualmente, los creyentes cristianos católicos, creen que los sucesores de los Apóstoles son los Obispos de la Iglesia. La palabra Episcopal literalmente significa gobernado por Obispos. Los Obispos de la Iglesia son los guardadores (garantes) de esa unidad, doctrina, adoración y disciplina. Es la responsabilidad de ellos, o sus delegados, pastorear y administrar la Iglesia hasta el Retorno del Señor. En la Iglesia local, el pastor está encargado por los obispos de pastorear y administrar el rebaño de Cristo que les ha sido confiado.

La Iglesia Católica Antigua es también apostólica en su debida y propiamente ordenación ministerial. El Cristiano Apostólico de todo corazón acepta la admonición de las escrituras que dice, "Obedezcan a sus dirigentes y estén sumisos, pues ellos se desvelan por sus almas, de las cuales deberán rendir cuenta. Ojalá esto sea para ellos motivo de alegría y no un peso, pues no les traería a ustedes ninguna ventaja de ninguna clase.” (Hebreos 13, 17). La Iglesia Católica Antigua es apostólica en su adherencia a la tradición Apostólica, su mantenimiento y continuación de la Histórica Sucesión Apostólica y su gobierno apostólico, naturaleza y misión.

3. El Sacramento del Ministerio Ordenado en la Iglesia Católica Antigua

Un sacramento es una acción ejecutada por la Iglesia por medio de su ministros sacramentales en la comunidad de los fieles. Los sacramentos fueron ordenados por nuestro Señor Jesucristo para portar un Don específico de su gracia en el recipiente. Para ser todavía un poco más preciso, es Dios Mismo quien actúa por medio del ministro que administra el sacramento. Esto quiere decir que el sacramento es efectivo en y por sí mismo. Es Dios quien no solamente ha ordenado que el Don sea dado, sino que además es quien de hecho lo da. La Iglesia Católica Antigua mantiene y practica el Sacramento de las Ordenes Sagradas

Desde los inicios de la Iglesia Cristiana, ha habido Órdenes específicas de ministros en la Iglesia. San Marcos 3:14 dice: "Y designó a doce, para que estuvieran con El y para enviarlos a predicar. "Estas órdenes las conocemos hoy día como Obispos, Presbíteros y Diáconos; y cada una tiene funciones específicas y bien definidas dentro de la Nueva Alianza de Jesús Cristo. Dios llama a ciertos de Sus seguidores para representarle a EL en esta manera única. Las oraciones correspondientes y el imponer las manos rito propio de un Obispo satisfacen la ordenación en cualquiera de estas órdenes.

4. La sucesión apostólica y la ordenación en la Iglesia Católica Antigua.

La Iglesia Católica Antigua cree que el Ministerio es un Don de Dios dado a su Iglesia por medio de Cristo, el cual ha sido dado por EL para el perfeccionamiento de la vida y el servicio de todos sus miembros. La Iglesia como un todo es un cuerpo sacerdotal, puesto que es el Cuerpo de Cristo, el Sumo Sacerdote. Todos sus miembros, según la medida del Don de Cristo, comparten de su naturaleza sacerdotal. Aunque desde el principio, Dios ha confiado ministerios particulares a personas particulares, quienes por medio de la Iglesia han recibido la gran comisión de Cristo.
Los ministros ordenados en la Iglesia Católica Antigua consisten en Obispos, Presbíteros y Diáconos. Al aceptar este ministerio, la Iglesia Católica Antigua desea perpetuar la continuidad con el Ministerio Histórico de la Iglesia tal como nos fue traspasado desde el principio por medio de lo que es comunmente conocido como la Histórica Sucesión Apostólica. Un servicio de ordenación es el rito sacramental por el cual uno de esos ministerios es conferido. Es una acción de Dios en su Iglesia. La Iglesia Católica Antigua cree que en todas las ordenaciones y consagraciones EL que ordena y consagra verdaderamente es Dios, quien por medio de las palabras y las acciones del Obispo en la sucesión apostólica, junto con otros representantes, y en respuesta a las plegarias de Su Iglesia, ordena, comisiona y da poder para el oficio y trabajo al cual son llamadas las personas que EL ha seleccionado.

En las ordenaciones iniciales de las cuales tenemos información, según son detalladas en Hechos 6:1-6, aparece lo siguiente: elección por el pueblo, oración  e imposición de manos apostólicas. Este patrón describe para nosotros la autoridad histórica y de las Escrituras como los elementos esenciales en los servicios de ordenación; estas mismas tres partes forman la base para cada ordenación en la Iglesia Católica Antigua:

1. La presentación de los candidatos a uno de los obispos, siendo esto el último paso en el proceso de escogencia que hace la Iglesia.

2. Oración por los candidatos a la ordenación o consagración, para que ellos reciban el Don del Espíritu Santo para su ministerio, y

3. La imposición de manos por lo menos de tres obispos o cartas de consentimiento de varios obispos (en una consagración Episcopal), del Obispo y presbíteros (en una ordenación de presbíteros), o del Obispo (en una ordenación de diáconos).

A esto se le ha añadido un escrutinio de los candidatos concerniente a sus creencias y deberes, la vestimenta propia para su orden, la distribución de los instrumentos para su oficio, y la presentación y saludo de los nuevos ordenados. Los tres pasos antes mencionados son los medios usados por los mismos apóstoles y que todavía se usan. Esto es considerado necesario para la validez de la ordenación, junto con la correcta intención de parte del obispo ordenante. Esto es  el porque la sucesión de obispos desde los Apóstoles hasta nuestros días es guardada y mantenida cuidadosamente. En la Iglesia Católica Antigua  hemos sido maravillosamente bendecidos con una rica y variada sucesión Apostólica que nos conecta por medio de diferentes ramas a las Iglesias Apostólicas, Oriental y Occidental.

5. Cipriano o Agustín?

Cuando miramos a los Escritos de los Padres, vemos que ellos no solamente afirmaban sino que también creían profundamente en la Sucesión Apostólica. Algunos de los Padres escribieron sobre el asunto, padres tales como Clemente, Ignacio, Ireneo, Tertuliano, Hipólito, Cipriano y Agustín. Cada uno de ellos, trae a la Iglesia un profundo y muy completo entendimiento de lo que significa estar en continuidad con la Iglesia de los Apóstoles.

En tanto que el tiempo ha pasado, esas ramas de la Iglesia que se han considerado a sí mismas estar dentro de la Histórica Sucesión Apostólica se han identificado con una de las dos escuelas de pensamiento en relación con la Sucesión Apostólica. Una de las escuelas de pensamiento está fundada en las enseñanzas de San Cipriano, y es mantenida hasta hoy por las Iglesias Ortodoxas Orientales. El otro entendimiento de la Sucesión Apostólica se deriva de San Agustín y es mantenida por las Iglesias Apostólicas de Occidente. En la Iglesia Occidental, basada en las enseñanzas e influencia de San Agustín, fue desarrollado un criterio de cuatro elementos para determinar la validez de la consagración de un Obispo en la Histórica Sucesión Apostólica; tres son exteriores, el cuarto es interior.

Los cuatro criterios son:

- Forma: la Consagración debe ser hecha en el contexto de la Liturgia Eucarística para que sea válida. Esto es para enfatizar la conexión de la ordenación con la comunidad.

- Materia: Tiene que haber una real imposición de manos por medio de un obispo durante la liturgia. La oración sola no es suficiente.

- Ministerio: Quien ejecuta la consagración debe ser un obispo válidamente consagrado dentro de la Sucesión Apostólica.

- Intención: La intención de la imposición de las manos y la oración consecratoria dentro de la liturgia debe ser para ordenar o consagrar a la persona o las personas que van a ser ordenadas.

En el pensamiento del Cristianismo Occidental, si estos criterios se reúnen en una consagración, un Obispo está dentro de la Sucesión Apostólica. La Iglesia Católica Romana, las Iglesias de Comunión Anglicana, la Iglesias Viejo Católicas unidas por la Unión de Utrecht, la Iglesia Filipina Independiente, la Iglesia Siria Mar Thoma de Malabar, las Iglesias Unidas del Sur de India, Norte de India, Pakistán y Bangladesh, así como también otras Cuerpos Católicos Autocéfalos mantienen el entendimiento Agustiniano de la Sucesión Apostólica.

Las Iglesias Ortodoxas de Oriente están atadas al pensamiento Cypriano de Sucesión Apostólica; por lo tanto las iglesias Católica Romana y Anglicana, igual que todas las mencionadas en el párrafo anterior no son necesariamente aceptadas como parte de la Sucesión Apostólica, no obstante en la práctica la iglesia Ortodoxa ha recibido a presbíteros Católicos Romanos sin el requerimiento de ser ordenados en la Iglesia Ortodoxa.

La Iglesia Católica Antigua pertenece a la visión Agustiniana de Sucesión Apostólica. Reúne los estándares de los cuatro criterios tal como son desarrollados en la Iglesia Occidental, y pertenece a las otras ramas de la Iglesia Católica que están en la Histórica Sucesión Apostólica.

6. La Sucesión Apostólica en Iglesia Católica Antigua

La Iglesia Católica Antigua sostiene la autoridad espiritual de los Apóstoles en su Sucesión, perpetuada por la imposición de manos en la consagración de nuestros Obispos, preservando por lo tanto, y validando nuestros sacramentos y órdenes. Esta histórica e ininterrumpida Sucesión de Autoridad Apostólica y Fe ha sido transmitida a través de los siglos del Cristianismo Católico hasta el presente, UNA, SANTA , CATÓLICA y APOSTÓLICA , IGLESIA de la cual somos parte. En la Iglesia Católica Antigua  hemos sido extremadamente bendecidos al recibir una rica y variada Sucesión Apostólica que tiene sus raíces tanto en la rama Oriental como en la Occidental de la Iglesia. Estas líneas de Sucesión han ayudado a profundizar nuestras raíces en la histórica FE de los Patriarcas, Profetas, Apóstoles, Mártires y Santos de cada época. Estaremos por siempre agradecidos y en deuda con esos siervos de quienes nos ha venido tal regalo tan precioso. La Sucesión Apostólica de la Iglesia Católica Antigua, Comunidad Ecuménica de Fe es verificada hacia sus orígenes por medio de las siguientes ramas de la Iglesia:

1. ANGLICAN EPISCOPAL
2. ANGLICAN NON JURING
3. OLD CATOLIC OF UTRECH
4. ORDER OF CORPORATE REUNION
5. ROMAN CATOLIC
6. SYRIAN ANTIOCHESE
7. RUSSIAN ORTODOX
8. ALBANIAN
9. ARMENIAN UNIATE
10. CHALDEAN UNIATE
11. SYRIAN MALABAR
12. SYRIO CHALDEAN
13. AFRICAN ORTHODOX
14. COPTIC ORTHODOX