Anglocatólico

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“Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por todos y está en todos.” Ef 4,5s.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

+Gabriel Orellana.
Obispo Misionero
¡Ay de mí si no predico el Evangelio! 1 Co 9,16b.

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domingo, 26 de febrero de 2012

CON MEDELLÍN DIOS PASÓ POR AMÉRICA LATINA. ¿CON QUIÉN PASA AHORA?

Reflexión para la Cuaresma 2012JON SOBRINO, jsobrino@cmr.uca.edu.sv
SAN SALVADOR (EL SALVADOR).

ECLESALIA, 23/02/12.- Los diez años de Medellín (1968) a Puebla (1979) fueron únicos en la época moderna dela Iglesia católica en América Latina. Después comenzó un declive al que Aparecida (2007) quiso poner freno, aunque hasta ahora queda mucho por hacer.

Al hacer este juicio, no nos fijarnos en la iglesia tal como la analizan los sociólogos, sino que nos fijamos en “el paso de Dios”. Sin duda es más difícil de calibrar, pero toca la dimensión más honda dela Iglesia, y al servicio de qué debe estar. En definitiva qué aporta a los seres humanos y al mundo como un todo. Y obviamente hay que preguntarse “qué Dios” es el que pasa por la historia en un momento dado.

Medellín

Fue un salto cualitativo. Irrumpieron los pobres, y en ellos irrumpió Dios. Fue un hecho fundante que penetró en la fe de muchos y configuró ala Iglesia.

Sorprendentemente, para la asamblea de obispos la prioridad no la tuvo la Iglesiaen sí misma, sino el mundo de pobres y víctimas, es decir la creación de Dios. Sus primeras palabras proclaman la realidad del continente: “una pobreza masiva producto de la injusticia”. Los obispos actuaron, ante todo, como seres humanos, y dejaron hablar a la realidad que clamaba al cielo. Son los clamores que Dios escuchó en el éxodo, le hicieron salir de sí mismo y entró decididamente en la historia. De igual modo, con Medellín Dios entró en la historia latinoamericana.

Desde esa irrupción de los pobres, y de Dios en ellos, Medellín pensó qué es ser Iglesia, cuál es su identidad y misión fundamental, y cuál debe ser su modo de estar en un mundo de pobres. La respuesta fue “una iglesia de los pobres”, semejante a la ilusión que tuvo Juan XXIII y el cardenal Lercaro. En el concilio no prosperó, en Medellín sí.La Iglesiasintió compasión por los oprimidos y decidió trabajar por su liberación. Por muchos, con mayor o menor conciencia explícita, fue acogida como bendición. Por otros, fue percibida, con razón, como grave peligro.

Muy pronto reaccionó el poder. En 1968 Nelson Rockefeller escribió un informe sobre lo que estaba ocurriendo, y esa Iglesia, nueva y peligrosa, tenía que ser debilitada y frenada, y lo mismo ocurrió al comienzo de la administración Reagan. Oligarquías con el capital, ejércitos, escuadrones de la muerte, desencadenaron una persecución contrala Iglesia, desconocida en la historia de América Latina. La persecución, y el mantenerse firme en ella, dejó en claro lo novedoso y evangélico que estaba ocurriendo:la Iglesiade Medellín estaba con el pueblo pobre y perseguido, y corrió su misma suerte. Miles fueron asesinados, entre ellos media docena de obispos, decenas de sacerotes, religiosos y religiosas, y multitud de laicos, mujeres y varones. Con limitaciones, errores y pecados, era una Iglesia mucho más casta que meretriz, mucho más evangélica que mundana.

Al interior dela Iglesiacatólica, Pablo VI propició y animó esta nueva Iglesia, pero altos personeros de la curia romana, y de otras curias locales, la descualificaron, trataron mal e injustamente a sus representantes señeros, también a obispos, y diseñaron una iglesia alternativa, diferente y aun contraria, más devocional, intimista, de movimientos, sumisos a y defensores de la jerarquía. Y lo que había que evitar era quela Iglesiavolviese a entrar en conflicto con los poderosos. La iglesia popular, nacida alrededor de Medellín, creyente y lúcida, de comunidades de base, que vivía la pobreza del continente, sufrió la doble persecución del mundo opresor, y, con alguna frecuencia, de la propia iglesia.

Una Iglesia así fue testigo y seguidora de Jesús de Nazaret. Encarnada, defensora y compañera de los pobres, cargaba con la cruz y con frecuencia moría en ella. Anunció una Buena Noticia como Jesús en la sinagoga de Nazaret. Tuvo sus “doce apóstoles”, los Padres de la iglesia latinoamericana con don Hélder Camara uno de los pioneros, con Enrique Angelelli, don Sergio Mendez Arceo, Leonidas Proaño, con monseñor Romero, pastor y mártir del continente, y otros. Llegó a ser ekklesia, en la que mujeres y varones, religiosas y laicos, latinoamericanos y venidos de fuera, llegaron a formar cuerpo eclesial, una gran comunidad de vida y misión. Entre los de casa y los de lejos se generó una solidaridad nunca vista: se llevaban mutuamente. Creció la esperanza y el gozo. Y del amor de los mártires nació una brisa de resurrección, ajena a toda alienación, que volvía a remitir a la historia para vivir en ella como resucitados.
En esa Iglesia soplaba el Espíritu, el espíritu de Jesús y el espíritu de los pobres. Ese espíritu inspiraba oración, liturgia, música, arte. Y también inspiraba homilías proféticas, cartas pastorales lúcidas, textos teológicos de casa, no textos simplemente importados que no habían pasado por el crisol de Medellín.

En el centro de todo estaba el evangelio de Jesús. Lucas 4, 16: “He venido a anunciar la buena noticia a los pobres, a liberar a los cautivos”. Mateo 25, 36-41: “Tuve hambre y me dieron de comer”. Juan 15, 13: “Nadie tiene más amor que el que da la vida por los hermanos”. Y Jesús de Nazaret, el crucificado resucitado, Hechos 2, 23: “A quien ustedes dieron muerte Dios le devolvió a la vida”.

¿Y ahora?

Encuestas, estudios sociológicos y antropológicos, económicos y políticos, ofrecen datos y suministran explicaciones sobrela Iglesiacatólica y otras iglesias cristianas. Nos dicen si subimos o bajamos en número y en influjo en la sociedad. Desde esa perspectiva nada tengo que añadir. Y estrictamente hablando, tampoco es mi mayor preocupación cuál será el futuro de lo que llamamos “Iglesia”, aunque en ella he vivido y vivo, y me he acostumbrado a pertenecer a la familia.

Lo que me interesa, y me alegra, es que “Dios pase por este mundo”. Y la razón es sencilla. El mundo está “gravemente enfermo”, decía Ellacuría, “enfermo de muerte”, dice Jean Ziegler. Es decir, necesita salvación y sanación. Por ello, como creyente y como ser humano, deseo que “Dios pase por este mundo”, pues ese paso siempre trae salvación a las personas y al mundo en su conjunto. Tuvimos la dicha de sentir ese paso de Dios con Medellín, con Monseñor Romero, con muchas comunidades populares. Con muchas personas buenas, sencillas en su mayoría. Con una pléyade de mártires. Y también, aunque eso solo se puede sentir “en un difícil acto de fe”, como decía Ellacuría al explicar la salvación que trae el siervo sufriente de Isaías, con el pueblo crucificado.

¿Cómo estamos hoy? Sería cometer un grave error caer en simplismos en cosas tan serias. Sería injusto no ver lo bueno que, de muchas formas, existe en las iglesias. Y sería arrogante no intentar descubrirlo, aunque a veces se esconda tras una corteza que no remite con claridad a Jesús de Nazaret. En cualquier caso, el paso de “Dios” siempre será misterio inescrutable, y sólo de puntillas y con máximo respeto a todos los seres humanos podemos hablar sobre ello. Pero con todas estas cautelas algo se puede decir.

Mencionaremos las realidades de los fieles y sus comunidades, pero tenemos en mente sobre todo a las instancias, altas en jerarquía, históricamente muy responsables de lo que ocurre, y a las que no se puede pedir cuenta con eficacia. Con sencillez doy mi visión personal.

De diversas formas abunda el pentecostalismo, como forma de iglesia distante de los problemas reales de vida y muerte de las mayorías, aunque trae ánimo y consuelo a los pobres, lo que no es desdeñar cuando no tienen dónde agarrarse para que su vida tenga sentido -distinta es la situación en clases más acomodadas. Prolifera un gran número de movimientos, docenas de ellos, proliferan los medios de comunicación de las iglesias, emisoras de radio y televisión, sumisos en exceso a ideales y normas que provienen de curias, sin dar sensación de libertad para tomar ellos mismos en sus manos un evangelio que anuncia la buena nueva para los pobres, en forma de justicia, y sin sospechar la necesidad de un estudio, reflexivo, mínimamente científico, dela Palabrade Dios, y en general de la teología que propició el Vaticano II y Medellín. Proliferan devociones de todo tipo, las de antes y las de ahora. Jesús de Nazaret, el que pasó haciendo el bien y murió crucificado, es dejado de lado con facilidad en favor del niño Jesús, sea de Atocha, de Praga, el Dios niño, dicho con gran respeto. Con facilidad se diluye el Jesús recio de Galilea, del Jordán, el profeta de denuncias alrededor del templo de Jerusalén, en favor de devociones, basadas en apariciones con un trasfondo sentimental y melifluo en exceso. Por decirlo con sencillez, la divina providencia puede atraer más que el Padre de Jesús, el Hijo que es Jesús de Nazaret, el Espíritu Santo, que es Señor y dador de vida, y Padre de los pobres como se canta en el himno de Pentecostés.

En su conjunto cuesta hoy encontrar enla Iglesiala libertad de los hijos e hijas de Dios, la libertad ante el poder, que no por ser sagrado deja de ser poder. Se nota excesiva obsecuencia y sumisión hacia todo lo que sea jerarquía, lo que llega a convertirse en miedo paralizante. Desde las instancias de poder eclesial apunta el triunfalismo, y lo que he llamado la pastoral de la apoteosis, multitudinaria, mediática. En muchos seminarios el discurrir y pensar es sustituido por el memorizar. En las reuniones del clero, por lo que sabemos, las preguntas, la discusión y el debate son sustituidas por el silencio. Las cartas pastorales de los años setenta y ochenta -verdadero orgullo de las iglesias, que reverdecen en ocasiones, en Guatemala por ejemplo- son sustituidas por breves mensajes, modosos y comedidos, con argumentos tomados de las últimas encíclicas del papa. El centro institucional no parece estar ya en América Latina, sino en la distante Roma. Todo esto está dicho con respeto.

Cómo será el paso de Dios por América Latina y con quién pasará está por ver, y en definitiva es cosa de Dios. Pero es cosa nuestra anhelarlo, trabajar por ello, y aprender de cómo ocurrió en el pasado alrededor de Medellín.

Bueno es saber y analizar los vaivenes de la membresía y el influjo de las Iglesias en la sociedad. Por lo que dicen los datos, en ambas cosasla Iglesiacatólica va a menos. Pero más presentes hay que tener las raíces de cuya savia ha vivido el paso de Dios. Y regarla humildemente, con aguas vivas.

Qué le ocurrirá a nuestra iglesia, y a todas las iglesias, está por ver. Mi deseo es que, ocurra lo que ocurra en lo exterior, sea por ponerse al servicio del paso de Dios por este mundo, el Dios de Jesús, compasivo, profeta y crucificado. Y el Dios dador de esperanza.

Estas son preguntas que podemos hacerlas siempre. Pero quizás es bueno hacerlas al comienzo de cuaresma. Este tiempo nos exige reciedumbre para caminar a Jerusalén. Y nos ofrece esperanza de encontrarnos allí con Jesús crucificado y resucitado. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

http://eclesalia.wordpress.com/2012/02/23/con-medellin-dios-paso-por-america-latina-con-quien-pasa-ahora/

sábado, 25 de febrero de 2012

EUCARISTÍA DIARIA EN CUARESMA

El tiempo de Cuaresma
Sobre el propio

Se ofrecen colectas, lecturas y salmos apropiados para la eucaristía diaria durante la Cuaresma. También se pueden utilizar estos propios en las liturgias de la Palabra (servicios de predicación) celebradas durante esos días. La primera lección es siempre del Antiguo Testamento, escogiéndose así con la finalidad de combinarla con el Evangelio designado.

Cualquiera de las lecturas se puede alargar a discreción. Entre paréntesis se indica la extensión sugerida de la lectura. También se pueden alargar o extender las selecciones del salterio.

Donde no exista una celebración diaria de la eucaristía, se puede usar el propio designado para cualquier día de la semana en cualquier otro día de la misma semana.

En conformidad con una antigua tradición, la observancia de los días de Cuaresma tiene prioridad sobre aquellas fiestas menores que coincidan con esta estación. No obstante, se puede nombrar al santo del día en las Oraciones de los Fieles, y, si se desea, se pueden concluir las oraciones con la colecta del santo.

Jueves después del Miércoles de Ceniza

Oh Señor, dirígenos con clemencia en todas nuestras acciones y guíanos con incesante protección para que todas nuestras obras comiencen, continúen y terminen en ti, para gloria de tu santo Nombre, y al fin obtengamos misericordiosamente la vida eterna; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Deuteronomio 30:15–20
Salmo 1
Lucas 9:18–25

Prefacio de Cuaresma

Viernes después del Miércoles de Ceniza

Apóyanos, oh Señor, con tu clemente protección durante el ayuno que hemos comenzado, para que así como lo observamos con abnegación corporal, de la misma manera lo cumplamos con sinceridad de corazón; mediante nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Isaías 58:1–9a
Salmo 51:1–10
Mateo 9:10–17

Prefacio de Cuaresma

Sábado después del Miércoles de Ceniza

Dios todopoderoso y eterno, observa misericordiosamente nuestras debilidades, y en todos los peligros y necesidades extiende tu mano derecha para ayudarnos y defendernos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Isaías 58:9b–14
Salmo 86:1–11
Lucas 5:27–32

Prefacio de Cuaresma

Lunes de la primera semana de Cuaresma

Oh Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros misericordiosamente los dones de santa disciplina, dando limosna, orando y ayunando, para que nuestras vidas se orienten al cumplimiento de tu clemente voluntad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Levítico 19:1–2,11–18
Salmo 19:7–14
Mateo 25:31–46

Prefacio de Cuaresma

Martes de la primera semana de Cuaresma

Concede a tu pueblo, oh Señor, la gracia de resistir las tentaciones del mundo, de la carne y del demonio, para que te sigamos con mentes y corazones puros, a ti el único Dios verdadero; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Isaías 55:6–11
Salmo 34:15–22
Mateo 6:7–15

Prefacio de Cuaresma

Miércoles de la primera semana de Cuaresma

Oh Dios, bendícenos en esta santa estación en la cual nuestros corazones buscan tu ayuda y salvación; así purifícanos con tu disciplina para que crezcamos en gracia y conocimiento de nuestro Señor y salvador Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
 Amén.

Lecturas
Jonás 3:1–10
Salmo 51:11–18
Lucas 11:29–32

Prefacio de Cuaresma

Jueves de la primera semana de Cuaresma

Fortalécenos con tu gracia, oh Señor, para que con tu poder venzamos a todos los enemigos espirituales, y te sirvamos con corazones puros; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Ester (Deuterocanónico) 14:1–6,12–14
Salmo 138
Mateo 7:7–12

Prefacio de Cuaresma

Viernes de la primera semana de Cuaresma

Señor Jesucristo, nuestro eterno Redentor, concédenos tal participación en tus sufrimientos que, llenos del Espíritu Santo, subyuguemos la carne al espíritu, y el espíritu a ti, para que al final obtengamos la gloria de tu resurrección; que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
 Amén.

Lecturas
Ezequiel 18:21–28
Salmo 130
Mateo 5:20–26

Prefacio de Cuaresma

Sábado de la primera semana de Cuaresma

Oh Dios, que con tu Palabra llevas a cabo maravillosamente la obra de reconciliación, concédenos que con el ayuno cuaresmal nos entreguemos a ti de todo corazón, y nos unamos unos a otros en oración y santo amor; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
 Amén.

Lecturas
Deuteronomio 26:16–19
Salmo 119:1–8
Mateo 5:43–48

Prefacio de Cuaresma

Lunes de la segunda semana de Cuaresma

Oh Señor, permite que tu Espíritu venga en medio nuestro para que nos bañe con el agua pura del arrepentimiento y nos prepare para que seamos siempre un sacrificio vivo ante tus ojos; por Jesucristo, nuestro Señor que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Daniel 9:3–10
Salmo 79:1–9
Lucas 6:27–38

Prefacio de Cuaresma

Martes de la segunda semana de Cuaresma

Oh Dios, que por tu Hijo nos redimiste de toda iniquidad, líbranos de la tentación de no considerar al pecado con horror, y permite que la virtud de su pasión aleje de nosotros al mortal enemigo; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Isaías 1:2–4,16–20
Salmo 50:7–15,22–24
Mateo 23:1–12

Prefacio de Cuaresma

Miércoles de la segunda semana de Cuaresma

O Dios, que amaste tanto al mundo que entregaste a tu Hijo unigénito para reconciliar la tierra con el cielo; concede que nosotros, amándote a ti sobre todas las cosas, amemos en ti a nuestros amigos, y por tu amor a nuestros enemigos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Jeremías 18:1–11,18–20
Salmo 31:9–16
Mateo 20:17–28

Prefacio de Cuaresma

Jueves de la segunda semana de Cuaresma

Oh Dios, fuerte y poderoso, Señor de los ejércitos y rey de la gloria; limpia nuestros corazones del pecado, mantén puras nuestras manos, y aparta de nuestros pensamientos las cosas temporales, para que al final nos encontremos ante ti y recibamos tu bendición; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios,
por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Jeremías 17:5–10
Salmo 1
Lucas 16:19–31

Prefacio de Cuaresma

Viernes de la segunda semana de Cuaresma

Oh Dios, concede que así como tu Hijo Jesucristo rezó por sus enemigos en la cruz, también nosotros perdonemos a los que nos han usado con desprecio, para que nosotros mismos recibamos tu perdón; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Génesis 37:3–4,12–28
Salmo 105:16–22
Mateo 21:33–43

Prefacio de Cuaresma

Sábado de la segunda semana de Cuaresma

Oh Dios misericordioso, concede paz y perdón a tu pueblo fiel, para que sea limpio de todos los pecados y te sirva con tranquilidad de conciencia; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Miqueas 7:14–15,18–20
Salmo 103:1–4(5–8)9–12
Lucas 15:11–32

Prefacio de Cuaresma

Lunes de la tercera semana de Cuaresma

Dios todopoderoso, mira los sinceros deseos de tus humildes siervos y extiende la mano derecha de tu majestad para que nos defienda de todos los enemigos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Reyes 5:1–15b
Salmo 42:1–7 2
Lucas 4:23–30d

Otro propio
Se pueden usar el siguiente salmo y las lecturas cualquier día de esta semana, especialmente en los años B y C.
Éxodo 17:1–7
Salmo 95:6–11
Juan 4:5–26(27–38) 39–42

Prefacio de Cuaresma

Martes de la tercera semana de Cuaresma

Oh Dios, te imploramos misericordiosamente que nos escuches y concedas que nosotros, a quienes has dado un deseo ferviente de rezar, podamos ser protegidos con tu auxilio poderoso de todos los riesgos y adversidades; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Cántico de los tres jóvenes Daniel 2: 4,11–20a*
Salmo 25:3–10
Mateo 18:21–35

Prefacio de Cuaresma
* En algunas biblias, Daniel 3:25–27, 34–43

Miércoles de la tercera semana de Cuaresma

Oh Dios, escucha las oraciones de tus siervos y, bajo tu protección, dirígelos en su caminar para que en medio de todo los cambios de la peregrinación terrena sean amparados bajo tu ayuda poderosa; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Deuteronomio 4:1–2,5–9
Salmo 78:1–6
Mateo 5:17–19

Prefacio de Cuaresma

Jueves de la tercera semana de Cuaresma

Oh Dios protege a la Iglesia con tu amor inagotable, pues al caminar con debilidad humana no puede mantenerse sin tu ayuda, protégela de todo peligro y guárdala en el camino hacia la salvación; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Jeremías 7:23–28
Salmo 95:6–11
Lucas 11:14–23

Prefacio de Cuaresma

Viernes de la tercera semana de Cuaresma

Oh Dios fortaleza nuestra, concédenos verdadero amor a tu santo Nombre, para que confiando en tu gracia, no temamos ninguna maldad terrenal, ni coloquemos nuestros corazones en cosas materiales, sino que nos regocijemos en tu perfecta salvación; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Oseas 14:1–9
Salmo 81:8–14
Marcos 12:28–34

Prefacio de Cuaresma

Sábado de la tercera semana de Cuaresma

Oh Dios, que sabes que nos encontramos en medio de tantos y tan grandes peligros que debido a la fragilidad de nuestra naturaleza no podemos siempre mantenernos en pie, concédenos tal fortaleza y protección que nos sostengan en todos los peligros y superemos todas las tentaciones; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y
el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Oseas 6:1–6
Salmo 51:15–20
Lucas 18:9–14

Prefacio de Cuaresma

Lunes de la cuarta semana de Cuaresma

Oh Señor Dios nuestro, en los santos sacramentos nos has dado un anticipo de las delicias de tu reino, dirígenos, te suplicamos, por el camino que nos lleva a la vida eterna, para que aparezcamos ante ti en aquel lugar de luz donde vives eternamente con tus santos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios,
por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Isaías 65:17–25
Salmo 30:1–6,11–13
Juan 4:43–54

Otro propio
Se pueden usar el siguiente salmo y las lecturas cualquier día de esta semana, especialmente en los años B y C.
Miqueas 7:7–9
Salmo 27:1,10–18
Juan 9:1–13(14–27)28–38

Prefacio de Cuaresma

Martes de la cuarta semana de Cuaresma

Oh Dios en ti se encuentra el manantial de la vida y en tu luz vemos luz, sacia nuestra sed con agua viva, e inunda nuestras oscurecidas mentes con la luz celestial; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Ezequiel 47:1–9,12
Salmo 46:1–8
Juan 5:1–18

Prefacio de Cuaresma

Miércoles de la cuarta semana de Cuaresma

Oh Señor nuestro Dios, que sostenías a tu antiguo pueblo en el desierto con pan del cielo, alimenta ahora a tu rebaño peregrinante con la comida que perdura hasta la vida eterna; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Isaías 49:8–15
Salmo 145:8–19
Juan 5:19–29

Prefacio de Cuaresma

Jueves de la cuarta semana de Cuaresma

Dios de poder y misericordia, arranca de nosotros toda debilidad de cuerpo, mente y espíritu, para que mientras somos restaurados a la perfección lleguemos a ser, con corazones libres, lo que deseas que seamos y logremos hacer lo que quieres que hagamos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Éxodo 32:7–14
Salmo 106:6–7,19–23
Juan 5:30–47

Prefacio de Cuaresma

Viernes de la cuarta semana de Cuaresma

Oh Dios que nos has manifestado las buenas nuevas de amor abundante en tu Hijo Jesucristo, llena nuestros corazones de agradecimiento para que podamos regocijarnos al proclamar las buenas nuevas que hemos recibido; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Sabiduría 2:1a,12–24
Salmo 34:15–22
Juan 7:1–2,10,25–30

Prefacio de Cuaresma

Sábado de la cuarta semana de Cuaresma

Oh Dios, escucha con misericordia nuestras oraciones, y perdona a todos los que te confiesan sus pecados, para que aquellos que se encuentran agobiados por el pecado reciban tu perdón compasivo y sean absueltos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Jeremías 11:18–20
Salmo 7:6–11
Juan 7:37–52

Prefacio de Cuaresma

Lunes de la quinta semana de Cuaresma

Oh Señor, te imploramos que seas benigno con tu pueblo, para que al arrepentirse diariamente de las cosas que te desagradan, se llene cada día más de tu amor y de tus mandamientos, y apoyado por tu gracia en esta vida se disponga a disfrutar de la vida eterna en tu reino sempiterno; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el
Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Susana* Daniel 13:9,15–29,34–62 o
versículos 41–62

Salmo 23
Juan 8:1–11 o
Juan 8:12–20
* En algunas Biblias, Daniel 13

Otro propio

Se puede usar el siguiente salmo y las lecturas cualquier día de esta semana, especialmente en los años B y C.
Reyes 4:18–21,32–37
Salmo 17:1–8 2
Juan 11:(1–7)18–44

Prefacio de Cuaresma

Martes de la quinta semana de Cuaresma

Dios todopoderoso, por la Palabra encarnada has permitido que renaciéramos de una semilla eterna e imperecedera, ten misericordia de quienes se preparan para recibir el santo sacramento del bautismo y concede que sean edificados como piedras vivas de un templo espiritual aceptable ante ti; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo
y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
 Amén.

Lecturas
Números 21:4–9
Salmo 102:15–22
Juan 8:21–30

Otro propio
Se pueden usar el siguiente salmo y las lecturas cualquier día de esta semana, especialmente en los años B y C.
Prefacio de Cuaresma

Miércoles de la quinta semana de Cuaresma

Dios todopoderoso, Padre nuestro celestial, renuévanos con los dones de tu misericordia, aumenta en nosotros la fe, fortalece la esperanza, ilumina el entendimiento, engrandece la caridad y prepáranos para servirte; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Daniel 3:14–20,24–28
Salmo Cántico 2 o 13
Juan 8:31–42

Prefacio de Cuaresma

Jueves de la quinta semana de Cuaresma

Oh Dios, que nos has llamado a ser hijos tuyos y has prometido que los que sufren con Cristo heredarán con él la gloria, infúndenos tal confianza en Jesús que no pidamos descanso ante sus exigencias ni temamos servirle; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Génesis 17:1–8
Salmo 105:4–11
Juan 8:51–59

Prefacio de Cuaresma

Viernes de la quinta semana de Cuaresma

Oh Señor, que alivias nuestras necesidades con la abundancia de tus inmensas riquezas, concede que aceptemos con gozo la salvación que otorgas y la que manifestemos a todo el mundo mediante la calidad de nuestras vidas; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Jeremías 20:7–13
Salmo 18:1–7
Juan 10:31–42

Prefacio de Cuaresma

Sábado de la quinta semana de Cuaresma

Oh benévolo Señor, que otorgas gracias abundantes a tus elegidos, mira con favor, te suplicamos, a los que en estos días de Cuaresma se preparan para recibir el santo sacramento del bautismo y concédeles el socorro de tu protección; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Lecturas
Ezequiel 37:21–28
Salmo 85:1–7
Juan 11:45–53

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