Anglocatólico

COMUNIDAD ECUMÉNICA MISIONERA LA ANUNCIACIÓN. CEMLA
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“Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por todos y está en todos.” Ef 4,5s.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

+Gabriel Orellana.
Obispo Misionero
¡Ay de mí si no predico el Evangelio! 1 Co 9,16b.

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martes, 13 de diciembre de 2011

LECCIONARIO COMÚN REVISADO Revised Common Lectionary

CONSULTA SOBRE TEXTOS COMUNES
Consultation on Common Texts
Ó 1992, 2002 Consultation on Common Texts
I INTRODUCCIÓN al Leccionario común revisado
Una entrevista con Horace T. Allen
¿Cuál es el trasfondo del Leccionario Común Revisado (Revised Common Lectionary — RCL en  inglés)? ¿Quién lo cotejó y con qué autoridad?

Éste sistema de leccionario, es el resultado del trabajo de dos organizaciones ecuménicas las que simplemente proveen recursos para las iglesias que envían representantes a las mismas. Éstas son: la Consulta sobre Textos Comunes (Consultation on Common Texts — CCT en inglés) y poco después se le unió la internacional Consulta Litúrgica del Idioma Inglés (English Language Liturgical Consultation — ELLC en inglés). El origen de la primera de estas dos organizaciones se remonta a la mitad de la década de los sesenta. Fue organizada por eruditos litúrgicos protestantes y católicos, como respuesta a las reformas en la liturgia ordenadas por el Concilio Vaticano II, especialmente en el área de textos en inglés para la liturgia, seguida de la difusión del Leccionario Romano de 1969 (Ordo Lectionum Missae). Respondiendo al alto interés en este modelo católico romano, muchas iglesias norteamericanas adaptaron y revisaron éste para su propio uso durante los setenta.

La CCT fusionó y armonizó estos diferentes modelos producidos en 1983, como material a prueba, revisándolo otra vez en 1992 para publicarlo como el Leccionario Común Revisado. La CCT incluye ahora, representantes de más de veinticinco iglesias protestantes en Norte América, así como la católico romana Comisión Internacional del Inglés en la Liturgia (International Comission on English in the Liturgy, ICEL en inglés). La organización internacional ELLC, representa agrupaciones similares en Australia, Nueva Zelandia, Gran Bretaña (Inglaterra) y Canadá; así como ICEL.

¿Cuán similar es el sistema ecuménico al esquema original católico romano?

El sistema de tres años con tres lecturas es exactamente el mismo. El calendario es virtualmente el mismo. Las lecturas del Evangelio son casi siempre las mismas, así como las selecciones para la segunda lección, tomadas de las epístolas y después de Pascua, tomadas de los libros de Hechos de los Apóstoles y Apocalipsis. La única divergencia seria es a partir de las lecturas de La Biblia Hebrea (Antiguo Testamento) después de Pentecostés, donde nosotros pusimos a un lado las selecciones “tipológicas” católico romanas, en favor de una conexión más amplia que usa la narrativa patriarca/mosaica para el año A (Mateo), la narrativa davídica para el año B (Marcos) y la serie Elías/Eliseo/Profetas menores, para el año C (Lucas).

¿Cuál es la razón para estos cambios?

En nuestro muestreo inicial de las variaciones protestantes de la tabla católico romana, descubrimos que había desacuerdo con la ausencia de la narrativa del Antiguo Testamento y de la literatura histórica, así como una deficiencia de textos provenientes de la literatura sapiencial. Entonces, tratamos de remediarlo con una conexión más amplia. Pero con el propósito de aceptación ecuménica, continuamos publicando un conjunto de selecciones para el Antiguo Testamento que está más cerca de las tablas  católico romanas, episcopal y luterana en relación con los domingos después de Pentecostés.

¿Cuán amplio es el uso del Leccionario Común Revisado, al presente; asumiendo naturalmente, que la Iglesia Católica Romana continúa usando su propio leccionario?

La información que recopilamos en 1995 es convincente. A través del mundo angloparlante, la mayoría de las iglesias que tienen la tradición de utilizar un leccionario (otras han comenzado a usar leccionario bajo el impacto del Leccionario Común Revisado), están recomendando nuestro trabajo. Éstas incluyen iglesias en Australia, Nueva Zelandia, Canadá, Estados Unidos, Sur África, Gran Bretaña (incluyendo iglesias establecidas en Inglaterra y Escocia) y más recientemente las iglesias presbiterianas en Corea (aunque no exactamente de habla inglesia, excepto en su origen misionero).

Escuchamos de los representantes católicos de zonas de habla francesa y alemana, acerca de su interés en este esfuerzo ecuménico. Organizaciones protestantes en Alemania, Francia, Holanda y Escandinavia están estudiando nuestro sistema, también.

¿Cuál es el significado ecuménico de este esfuerzo?

En primer lugar, esto ha sido un desarrollo completamente inesperado por el hecho de que después de todas estas centurias, desde la Reforma del siglo XVI, muchas iglesias que se dividieron en ese momento, ahora están comprometidas a leer las lecturas de las Escrituras juntas, domingo tras domingo. Este es un tipo de ecumenismo que nadie anticipaba; al menos por parte de la Sede católico romana. Esto hace posible maravillosas reuniones semanales del clero, con el propósito de trabajar juntos en sermones y homilías.

La pregunta que continúa surgiendo de estos mismos grupos es que parece no haber una relación temática entre las diferentes lecturas dadas para un domingo determinado.

La situación temática es diferente dependiendo si se está en las estaciones litúrgicas fundamentales de Adviento a Cuaresma y de Cuaresma a Pentecostés o en la gran cantidad de domingos desde Pentecostés a Adviento, que en la terminología romana se conoce como “Tiempo ordinario”.

En las estaciones litúrgicas festivas, siempre hay (nosotros esperamos) una unidad obvia que es controlada por la lección del Evangelio. En el Tiempo ordinario post-Pentecostés, sin embargo, hay una situación muy diferente que ni siquiera las guías de predicación más sofisticadas parecen darse cuenta.

Esos domingos nosotros “soltamos” (nos alejamos de) la lectura del Antiguo Testamento y el Evangelio de domingo en domingo, aunque escogimos aquellas lecturas de los libros del Primer Testamento que el autor del Evangelio del año en particular, parece tener más interés. Por ejemplo, Mateo — Patriarcas y Moisés, Marcos — David y Lucas — Profetas.

Al mismo tiempo, el predicador debe notar que la segunda lectura (Nuevo Testamento), va de capítulo en capítulo en forma continúa y por ello no habrá una correlación obvia entre las lecciones del Antiguo Testamento y el Evangelio. Así que en esos domingos, las tres lecturas, que deliberadamente no tienen una interrelación temática, van avanzando en un camino continuó o semicontínuo. Si esto parece extraño o problemático, debe recordarse que tal sistema ha sido tomado prestado directamente del uso en sinagogas, del Torah y que era la práctica subsecuente de las iglesias de los primeros siglos.

Esto es decir, la lectura pública de las Escrituras no fue nunca concebida originalmente, simplemente como una fuente de textos para la predicación. Fue más bien, como la única forma de dar a conocer a la congregación, tanto de las Escrituras como fuere posible. Y éstas son las intensiones expresas del deseo de revisión del leccionario católico romano y por lo tanto, de todos los sistemas derivados de éste.

¿Qué significado tiene el leccionario para el predicador al preparar su sermón, especialmente en aquellos domingos del Tiempo ordinario, después de Pentecostés?

Esta pregunta surge frecuentemente cuando oímos decir que algunas personas utilizan el leccionario “algunas veces”. Lo que quieren decir es que evitan utilizar el mismo durante el Tiempo ordinario. Ellos desconocen el propósito del principio de lección contínua. Esto quiere decir que durante ese tiempo, el predicador que utiliza seriamente el leccionario, debe decidir qué “ruta” seguir (Evangelio, Nuevo Testamento, Antiguo Testamento), domingo tras domingo.

Ciertamente, no debe haber ningún intento de forzar una unidad temática en las tres lecturas, cuando en realidad no existe ninguna. Mucho menos, el predicador debe “brincar, esquivar y saltar” alrededor de tres conjuntos de lecturas que están organizados a base de semana por semana. El cambio radical que este sistema requiere es que el predicador piense en forma secuencial, más que temática.

Un excelente análisis de este asunto se encuentra en el libro de Fritz West Scripture and Memory, publicado en los Estados Unidos por Liturgical Press.

Esta introducción al Leccionario Común Revisado ha sido adaptada de una entrevista ofrecida por Horace T. Allen Jr., co-presidente de la Consulta Litúrgica del Idioma Inglés, preparada en esta edición para la reunión de Societas Liturgica, en agosto de 1997 en Turku, Finlandia.

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