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“Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por todos y está en todos.” Ef 4,5s.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

+Gabriel Orellana.
Obispo Misionero
¡Ay de mí si no predico el Evangelio! 1 Co 9,16b.

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sábado, 31 de diciembre de 2011

CELEBRACIÓN EN LAS VÍSPERAS DEL AÑO NUEVO...!


Durante la noche del 31 de diciembre, que es la víspera de la fiesta del Santo Nombre y también víspera del año civil, puede usarse el siguiente rito.
El rito comienza con la Liturgia de la Luz, página 73 del Libro de Oración Común, usando la colecta para el primer domingo después del Día de Navidad como la Oración por la Luz.
Después del Phos hilaron, se lee una o más de las siguientes lecciones; cada una seguida por un salmo, cántico, o himno, y una oración. La última lectura es siempre del Nuevo Testamento.

LITURGIA DE LA LUZ

En el momento de comenzar el rito la iglesia está a oscuras o en penumbra.
Todos de pie el Oficiante saluda al pueblo con estas palabras:
 
Ministro   Luz y paz, en Jesucristo nuestro Señor.

Pueblo     Demos gracias a Dios.

Puede leerse entonces una de las siguientes u otra Lección Breve de las Escrituras apropiada para la ocasión o estación del Año Eclesiástico.
 
Jesús dijo: "Ustedes son la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre su luz delante de los demás, para que vean sus buenas obras, y glorifiquen a su Padre que está en los cielos".
San Mateo 5:14-16

No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como siervos de ustedes, por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
2 Corintios 4:5-6

Si dijere: "Ciertamente las tinieblas me encubrirán, y aún la luz se hará noche alrededor de mí", las tinieblas no son oscuras para ti; la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz.
Salmo 139:10-11

El Oficiante dice entonces la Oración por la Luz usando una de las siguientes oraciones u otra adecuada:

OREMOS
 
Dios todopoderoso, te damos gracias porque, a medida que la luz del día se desvanece, tú nos rodeas con la claridad de la luz vespertina; e imploramos de tu gran misericordia que, así como nos envuelves con el esplendor de esta luz, así también irradies el fulgor de tu Espíritu Santo en nuestros corazones; por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Concédenos, oh Señor, la lámpara de la caridad que nunca se apaga, a fin de que arda en nosotros y  alumbre a los que nos rodean; y que por su claridad tengamos una visión de esa Ciudad santa, donde mora la luz verdadera e inagotable, Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Señor Dios todopoderoso, tú nos has enseñado llamar a la tarde, a la mañana y al mediodía un solo día; y has hecho que el sol conozca su ocaso: Disipa las tinieblas de nuestros corazones, para que por tu claridad conozcamos que tú eres el Dios verdadero y la luz eterna, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

Ilumina nuestras tinieblas, te suplicamos, oh Señor, y por tu gran misericordia defiéndenos de todos los peligros y riesgos de esta noche; por amor de tu único Hijo, nuestro Salvador Jesucristo.
Amén.
 
Colecta para el Primer Domingo después de la Navidad
 
Dios todopoderoso, tú has derramado sobre nosotros la nueva luz de tu Verbo encarnado: Concede que esta luz, que arde en nuestro corazón, resplandezca en nuestra vida; mediante nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Se encienden ahora las velas del Altar, y otras velas y lámparas, como sea conveniente.
Mientras se encienden las velas, puede cantarse una antífona o un salmo apropiado, o puede guardarse silencio.
Se canta entonces el siguiente himno, o una versión métrica del mismo, u otro himno.

Luz Alegrante Phos hilaron

Luz alegrante,
claridad pura del sempiterno Padre celestial,
Jesucristo, santo y bendito:
Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,
y nuestros ojos miran la luz vespertina,
te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,
Hijo y Espíritu Santo.
Digno eres de ser alabado en todos los tiempos
con voces gozosas,
oh Hijo de Dios, Dador de la vida;
por tanto te glorifica el universo entero.

El Rito puede continuar de una de las siguientes maneras:
Con la Oración Vespertina, comenzando con los Salmos; o con cualquier otro rito o devoción;
Con la celebración de la Santa Eucaristía, comenzando con la Salutación y la Colecta del Día;
O bien, puede seguir una cena u otra actividad, en cuyo caso al himno Phos hilaron puede seguir el Padre Nuestro y una bendición de la mesa o la bendición final;
O bien, puede continuar como un Oficio vespertino completo con los siguientes elementos:

Selección del Salterio, a la que puede seguir un período de silencio, o una Colecta adecuada, o ambos.

Lectura bíblica, a la que puede seguir un sermón u homilía, un pasaje de literatura cristiana o un breve silencio.

Cántico: El Magnificat u otro cántico, o bien, otro himno de alabanza.

Plegarias: Una letanía u otras devociones adecuadas, incluyendo el Padre Nuestro.

Bendición o Despedida, o ambas. Entonces puede intercambiarse la Paz.
En días de fiesta u otros días de significado especial, la Colecta del Día, o una Colecta apropiada a la estación eclesiástica, puede preceder a la Bendición o Despedida. En otros días, puede usarse una de las siguientes Colectas, o bien, una tomada de la Oración Vespertina o de Completas.

Bendito eres tú, oh Señor, Dios de nuestros padres, Creador de los cambios del día y de la noche, que das reposo al cansado, que renuevas la fortaleza de los abatidos, y que al atardecer nos brindas ocasión de cantar nuestra alegría. Así como nos has protegido durante el día que termina, sé con nosotros en la noche que comienza; guárdanos de todo pecado, de todo mal y de todo temor; porque tú eres nuestra luz y nuestra salvación y la fortaleza de nuestra vida. A ti sea la gloria por los siglos de los siglos.
Amén.

Dios todopoderoso y eterno, permite que nuestra oración delante de ti sea como incienso, el levantar de nuestras manos como la oblación de la tarde. Danos gracia para contemplarte, presente en tu Palabra y en tus Sacramentos, y para reconocerte en las vidas de los que nos rodean. Aviva en nosotros la llama de ese amor que ardió en el corazón de tu Hijo al sufrir la Pasión, y concede que arda en nosotros para la vida eterna, y por los siglos de los siglos.
Amén.

Un obispo o un presbítero puede usar la siguiente u otra bendición o gracia:

El Señor les bendiga y les guarde. Amén.
El Señor haga resplandecer su rostro sobre ustedes y les sea propicio. Amén.
El Señor alce su rostro sobre ustedes y les conceda la paz. Amén.
 
Un diácono o un laico, al usar la bendición anterior, sustituye "ustedes" por "nosotros" y "les" por "nos

El Pueblo responde:
Demos gracias a Dios.


LITURGIA DE LA PALABRA

El año hebreo

Exodo 23:9-16, 20-21
Salmo 111. o Salmo 119:1-8

Oremos. (Silencio)

Oh Dios Creador nuestro, tú has dividido nuestra vida en días y estaciones, y nos llamaste a reconocer tu providencia año tras año: Acepta a tu pueblo que viene a ofrecerte alabanzas, y, en tu misericordia, recibe sus plegarias; por Jesucristo nuestro
Señor.
Amén.

La tierra prometida

Deuteronomio 11:8-12,26-28
Salmo 36:5-10, o Salmo 89, primera parte

Oremos. (Silencio)

Dios omnipotente, manantial de toda vida, dador de toda bendición y salvador de todos los que se vuelven a ti: Ten misericordia de esta nación; líbranos de perfidia, malicia, y desobediencia; vuelve nuestros pasos a tus senderos; y concede que te sirvamos en paz; por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Tiempo para todas las cosas

Eclesiastés 3: 1-15
Salmo 90

Oremos. (Silencio)

En tu sabiduría, oh Señor Jesucristo, hiciste todas las cosas, y nos has asignado a cada uno los días de nuestra vida: Concede que vivamos en tu presencia, seamos guiados por tu Santo Espíritu, y ofrezcamos todas nuestras obras a tu honra y gloria; por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Recuerda a tu Creador

Eclesiastés 12:1-8
Salmo 130

Oremos. (Silencio)

Señor Dios inmortal, tú habitas la eternidad, y nos has traído a tus indignos siervos al final de otro año: Perdona, te rogamos, nuestras transgresiones del pasado, y mora benignamente con nosotros todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Marcando los tiempos, y el invierno

Eclesiástico 43: 1-22
Salmo 19, o Salmo 148, o Salmo 74:11-22

Oremos. (Silencio)

Padre todopoderoso, tú has dado al sol como luz para el día, y la luna y las estrellas para la noche: Recíbenos bondadosamente, esta noche y siempre, en tu favor y protección, defiéndenos de todo daño y gobiérnanos con tu Espíritu Santo, para que toda sombra de ignorancia, toda falla de fe o debilidad de corazón, todo deseo maligno o erróneo sea removido de nosotros; para que, siendo justificados en nuestro Señor Jesucristo, seamos santificados por tu Espíritu, y glorificados por tus infinitas misericordias en el día de la aparición de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Amén.

El tiempo aceptable

2 Corintios 5:17-6:2
Salmo 63:1-8, o Cántico 10

Oremos. (Silencio)

Benignísimo y misericordioso Dios, tú nos has reconciliado contigo por medio de Jesucristo tu Hijo, y nos has llamado a nueva vida en él: Concede que nosotros, que comenzamos este año en su Nombre, lo completemos para su honra y gloria; quien vive y reina ahora y por siempre.
Amén.

Mientras dura ese "Hoy"

Hebreos 3:1-15 (16-4:13)
Salmo 95

Oremos. (Silencio)

Oh Dios, por tu Hijo nos has enseñado a estar vigilantes, y a esperar el día imprevisto del juicio: Fortalécenos contra Satanás y sus huestes de maldad, los poderes perversos de este mundo, y nuestros deseos pecaminosos; y concede que, habiéndote servido todos los días de nuestra vida, lleguemos finalmente a la mansión que tu Hijo nos ha preparado; quien vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

Cielo y tierra nueva

Apocalipsis 21:1-14, 22-24
Cántico 12

Oremos. (Silencio)

Dios omnipotente y misericordioso, por tu muy amado Hijo Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores, has querido hacer nuevas todas las cosas: Concede que seamos renovados por tu Espíritu Santo, y lleguemos finalmente a esa patria celestial donde tu pueblo no tendrá hambre ni sed, y donde toda lágrima será enjugada; por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Una homilía, sermón o introducción puede seguir a las lecturas.
Puede seguir un acto de auto-dedicación.

El rito puede concluir de una de las siguientes maneras:

1. Con la recitación de la Gran Letanía o alguna otra forma de intercesión.

2. Con el canto del Te Deum laudamus o algún otro himno de alabanza, seguido del Padre Nuestro, la colecta para el Santo Nombre, y una bendición o despedida, o ambas.

3. Con la Eucaristía, comenzando con el Gloria in excelsis o algún otro cántico de alabanza. Se usa el propio para la fiesta del Santo Nombre.

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