Anglocatólico

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“Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por todos y está en todos.” Ef 4,5s.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

+Gabriel Orellana.
Obispo Misionero
¡Ay de mí si no predico el Evangelio! 1 Co 9,16b.

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lunes, 9 de julio de 2012

Ministración en la Hora de la Muerte (LOC p. 384-389).



Ministración en la Hora de la Muerte según el LOC
(Del Manual del LOC).

Esta sección contiene oraciones y ritos para usarse en los momentos inmediatamente antes y después de la muerte de un moribundo. Las tres secciones son la Letanía por los Agonizantes, Oraciones por una Vigilia y Recepción del Cuerpo1.

Además, hay varias oraciones útiles en la sección, como comendatorias [386], etc.

Letanía por los Agonizantes

Esta Letanía es breve pero de buen contenido. Expresa bien los deseos de los creyentes —especialmente familiares y amigos— por uno que está al punto de morir. Es muy importante y tiene un impacto positivo, tanto a los que asisten como —suponemos— al moribundo.

Especialmente se recomiende que el ministro tenga memorizadas la Comendatoria al Momento de la Muerte y la Oración Comendatoria [386]. Las dos son cortas pero buenas y se pueden utilizar fácilmente. Son muy apropiadas para usarlas al momento de morir una persona.

En este contexto debemos notar que en contraste con la Iglesia Católica Romana que tiene bien desarrollado un horario en cuanto a la muerte, sobre el momento en que sale el alma, etc., a un lado, o los protestantes que no aceptan la idea de orar por los muertos, nosotros tenemos la libertad de orar por los moribundos, sin preocuparnos mucho con los detalles de que la persona sí o no está o estuviera muerta o cualquier otra pregunta de este estilo. Es decir, nuestra justificación es que somos llamados a orar por los demás. No hay ninguna razón para terminar nuestras oraciones por una persona que acaba de morir, porque creemos que todos estamos en la mano de Dios; o vivos o muertos estamos bajo su cuidado y si oramos por los vivos, no es ilegítimo o malo orar por los muertos también.

Esto no quiere decir que podemos dominar a Dios o forzarle a hacer lo que Él no quiere hacer, pero es cierto que una de las obras más importantes de la colaboración a que Dios nos ha llamado es la oración. Dios quiere que oremos y toma en serio nuestras oraciones. Por eso no debe molestarnos la cuestión del momento de la muerte. Si una persona ya está muerta o no, podemos orar y seguir orando por ella.




Ministración en la Hora de la Muerte
LOC p. 384-389.

Cuando una persona esté a punto de morir, a fin de proporcionarle las ministraciones de la Iglesia, debe avisarse al Ministro de la Congregación.

Oración por un Agonizante
Dios todopoderoso, mira a este tu siervo que yace en gran debilidad, y consuélale con la promesa de la vida eterna que nos diste en la resurrección de tu Hijo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Letanía por los Agonizantes
Cuando sea posible, es deseable que los miembros de la familia y amigos se unan a la Letanía.

Dios Padre,
Ten piedad de tu siervo.

Dios Hijo,
Ten piedad de tu siervo.

Dios Espíritu Santo,
Ten piedad de tu siervo.

Santa Trinidad, un solo Dios,
Ten piedad de tu siervo.

De todo mal, de todo pecado, de toda tribulación,
Líbrale buen Señor.

Por tu santa Encarnación, por tu Cruz y Pasión, por tu preciosa Muerte y Sepultura,
Líbrale, buen Señor.

Por tu gloriosa Resurrección y Ascensión, y por la Venida del Espíritu Santo,
Líbrale, buen Señor.

Nosotros, pecadores, te suplicamos nos oigas, Cristo Señor: Que te dignes librar el alma de tu siervo del poder del mal y de la muerte eterna,
Suplicámoste nos oigas, buen Señor.

Que te dignes en tu misericordia perdonar todos sus pecados,
Suplicámoste nos oigas, buen Señor.

Que te dignes concederle un lugar de alivio y beatitud eterna,
Suplicámoste nos oigas, buen Señor.

Que te dignes concederle gozo y alegría en tu reino con tus santos en luz,
Suplicámoste nos oigas, buen Señor.

Oh Jesús, Cordero de Dios:
Ten piedad de él.

Oh Jesús, que cargas nuestros pecados:
Ten piedad de él.

Oh Jesús, redentor del mundo:
Concédele tu paz.

Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.

Oficiante y Pueblo:
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.

El Oficiante dice la Colecta siguiente:
Oremos.
Libra a tu siervo Diácono Miguel Ángel Cortéz de todo mal, oh Soberano Cristo
Señor, y desátale de toda ligadura, para que descanse con todos tus santos en las moradas eternas; donde con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Comendatoria al Momento de la Muerte
Parte, oh alma cristiana, de este mundo;
En el nombre de Dios Padre todopoderoso, que te creó;
En el nombre de Jesucristo, que te redimió;
En el nombre del Espíritu Santo, que te santifica.
Que en este día, tu descanso sea en paz,
y tu morada en el Paraíso de Dios.

Oración Comendatoria
En tus manos, oh misericordioso Salvador, encomendamos a tu siervo Diácono Miguel Ángel Cortéz.
Reconoce, te suplicamos humildemente, a una oveja de tu propio redil, a un cordero de tu propio rebaño, a un pecador que tú has redimido. Recíbele en los brazos de tu misericordia, en el bendito descanso de la paz eterna y en la gloriosa comunión de los santos en luz. Amén.

Que su alma, y las almas de todos los difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. Amén.

Oraciones para una Vigilia
Es conveniente que los miembros de la familia y los amigos se reúnan para ofrecer oraciones antes de las exequias. Pueden usarse Salmos,Lecciones y Colectas adecuadas, como las que se encuentran en el Rito de Entierro. Puede decirse la Letanía por los Agonizantes, o laque sigue:

Muy amados:
Fue el mismo Jesús nuestro Señor quien dijo: "Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo les haré descansar".

Oremos, entonces, por nuestro hermano Diácono Miguel Ángel Cortéz, para que descanse de sus trabajos, y entre a la luz del eterno descanso pascual de Dios.

Recibe, oh Señor, a tu siervo, que regresa a ti.
En tus manos, oh Señor, encomendamos a nuestro hermano Diácono Miguel Ángel Cortéz.

Lávale en la fuente santa de la vida eterna, y revístele con su traje de boda celestial.
En tus manos, oh Señor,
encomendamos a nuestro hermano Diácono Miguel Ángel Cortéz.

Que oiga tus palabras de invitación: "Vengan, benditos de mi Padre".
En tus manos, oh Señor,
encomendamos a nuestro hermano Diácono Miguel Ángel Cortéz N.

Que te vea, oh Señor, cara a cara, y se deleite en la beatitud del perfecto descanso.
En tus manos, oh Señor,
encomendamos a nuestro hermano Diácono Miguel Ángel Cortéz.

Que los ángeles le rodeen, y los santos le den la bienvenida en paz.
En tus manos, oh Señor,
encomendamos a nuestro hermano Diácono Miguel Ángel Cortéz.

El Oficiante concluye:
Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial, en cuya presencia viven todos los que mueren en el Señor:
Recibe a nuestro hermano Diácono Miguel Ángel Cortéz. en los atrios de tu morada en los cielos. Que ahora su corazón y su alma resuenen de gozo en ti, oh Señor, Dios vivo y Dios de los que viven. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.

Recepción del Cuerpo
El siguiente rito puede usarse en cualquier momento que el cuerpo sea llevado a la iglesia.
El Celebrante recibe el cuerpo en la puerta de la iglesia y dice:

Con fe en Jesucristo recibimos el cuerpo de nuestro hermano N. para su entierro. Confiando en Dios, Dador de la vida, oremos para que le resucite a la perfección en
la comunión de los santos.

Puede guardarse un período de silencio, después del cual el Celebrante dice:
Libra a tu siervo Diácono Miguel Ángel Cortéz de todo mal, oh Soberano Cristo Señor, y desátale de toda ligadura, para que descanse con todos tus santos en las moradas eternas: donde con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oremos también por todos los dolientes, para que depositen en Dios sus aflicciones y conozcan el consuelo de su amor.

Puede guardarse un período de silencio, después del cual el Celebrante dice:
Dios todopoderoso, mira con piedad las tristezas de tus siervos por quienes oramos. Recuérdalos, Señor, en tu misericordia; nútrelos con paciencia; fortalécelos con el
sentido de tu bondad; dirige a ellos tu rostro y dales la paz; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Si el Rito de Entierro no sigue inmediatamente, el cuerpo se lleva a la iglesia, mientras se canta o dice una antífona o salmo apropiado.
Pueden usarse devociones apropiadas, como las señaladas para la Vigilia en la página 387.
Cuando sigue inmediatamente el Rito de Entierro, se continúa en la página 391.
Un miembro de la congregación, llevando encendido el Cirio Pascual, puede encabezar la procesión al interior de la iglesia.