Anglocatólico

COMUNIDAD ECUMÉNICA MISIONERA LA ANUNCIACIÓN. CEMLA
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“Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por todos y está en todos.” Ef 4,5s.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

+Gabriel Orellana.
Obispo Misionero
¡Ay de mí si no predico el Evangelio! 1 Co 9,16b.

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miércoles, 18 de enero de 2012

Ocho días para reflexionar sobre nuestra transformación en Cristo

En la Semana de oración 2012 estamos invitados a profundizar en nuestra fe en la que todos nosotros seremos transformados por la victoria de nuestro Señor Jesucristo. Las lecturas bíblicas, comentarios, oraciones y preguntas para la reflexión, buscan los diferentes aspectos de lo que esto significa para la vida de los cristianos y para su unidad, en y para el mundo de hoy. Comenzamos por contemplar a Cristo servidor, y nuestro camino nos lleva a la celebración del reino de Cristo, por medio de su cruz y resurrección.

Día primero: Transformados por Cristo Servidor El hijo del hombre ha venido para servir (cf. Mc 10,45)
Hoy encontramos a Jesús, que camina hacia la victoria a través del servicio. Lo vemos como aquel que "no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos" (Mc 10,45). En consecuencia, la Iglesia de Jesucristo es una comunidad de servicio. La actuación de nuestras capacidades diferentes como servicio común a la humanidad hace visible nuestra unidad en Cristo.

Día segundo: Transformados por la espera paciente del Señor Es menester que cumplamos lo que Dios ha dispuesto (Mt 3,15)
En este día nos concentramos en la espera paciente del Señor. Para lograr los cambios, hay que perseverar y dar pruebas de paciencia. Orar a Dios para alcanzar una transformación es también un acto de fe y de confianza en sus promesas. Esa espera del Señor es esencial para todos los que oran por la unidad visible de la Iglesia en esta semana. Todas las actividades ecuménicas requieren tiempo, atención mutua y acción conjunta. Todos estamos llamados a cooperar con la obra del Espíritu que une a los cristianos.

Día tercero: Transformados por el Siervo doliente Cristo padeció por nosotros (cf. 1 Pe 2,21)
Este día nos invita a reflexionar sobre el sufrimiento de Cristo. Siguiendo a Cristo, el Siervo sufriente, los cristianos estamos llamados a la solidaridad con todos los que sufren. Cuanto más nos acercamos a la Cruz de Cristo más cerca nos acercamos unos a otros.

Día cuarto: Transformados por la victoria del Señor sobre el mal Vence al mal a fuerza de bien (Rm 12,21)
Este día nos introduce en las luchas contra el mal. La victoria en Cristo es una superación de todo lo que daña a la creación de Dios y nos mantiene distantes unos de otros. En Jesús estamos llamados a compartir esta nueva vida, luchando con Él contra lo que está mal en nuestro mundo, con confianza renovada y con una alegría profunda en lo que es bueno. Mientras estemos divididos no podemos ser lo suficientemente fuertes para vencer el mal de nuestro tiempo.

Día quinto: Transformados por la paz de Cristo resucitado Se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: la paz esté con vosotros (Jn 20,19)
Hoy celebramos la paz del Señor resucitado. El Resucitado es el gran vencedor sobre la muerte y el mundo de las tinieblas. Él une a sus discípulos, que estaban paralizados por el miedo. Él nos abre nuevas perspectivas de vida y de acción a favor de su Reino que viene. El Señor resucitado une y fortalece a todos los creyentes. La paz y la unidad son los signos de nuestra transformación por su resurrección.

Día sexto: Transformados por el amor inconmovible de Dios Nuestra fe es la que vence al mundo (cf. 1 Jn 5,4)
En este día nuestra atención se concentra en el constante amor de Dios. El misterio pascual revela este amor constante y nos llama a una nueva forma de fe. Esta fe supera el temor y abre nuestros corazones por el poder del Espíritu. Esa fe nos invita a la amistad con Cristo, y de unos con otros.

Día séptimo: Transformados por el Buen Pastor Apacienta mis ovejas (Jn 21,17)
Los textos bíblicos de hoy nos muestran al Señor fortaleciendo a su rebaño. Somos llamados a seguir al Buen Pastor, a reforzarnos mutuamente en el Señor, a apoyar y fortalecer a los débiles y los perdidos. Hay un solo Pastor, y nosotros somos su pueblo.

Día octavo: Reunidos en el Reino de Cristo Al vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí (Ap 3,21)
En este último día de la semana de oración por la unidad de los cristianos celebramos el Reino de Cristo. La victoria de Cristo nos permite mirar hacia el futuro con esperanza. Esta victoria supera todo lo que nos impide compartir la plenitud de la vida con Él y unos con otros. Los cristianos sabemos que la unidad con todos es un don de Dios. Ella empieza con la victoria gloriosa de Cristo sobre todo lo que divide.

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