Anglocatólico

COMUNIDAD ECUMÉNICA MISIONERA LA ANUNCIACIÓN. CEMLA
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“Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por todos y está en todos.” Ef 4,5s.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

+Gabriel Orellana.
Obispo Misionero
¡Ay de mí si no predico el Evangelio! 1 Co 9,16b.

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miércoles, 18 de enero de 2012

PROPUESTAS COMPLEMENTARIAS PARA LAS CELEBRACIONES

Las oraciones propuestas para los días 1-8 se basan en el tema del día. Junto a las lecturas bíblicas y la oración para cada día de la semana se pueden utilizar formando una estructura simple de oración para cada día de la Semana de oración por la unidad de los cristianos.
Día primero
Transformados por Cristo Servidor
P: Señor, la desobediencia de Adán y Eva nos ha causado sufrimientos y muerte, y la familia del hombre fue herida y rota. ¡Ten piedad de nosotros!
A: ¡Ten piedad de nosotros!
P: Cristo, hemos reforzado nuestros corazones cuando Tú nos has enseñado a través de los servidores de tu palabra. ¡Ten piedad de nosotros!
A: ¡Ten piedad de nosotros!
P: Señor, Tú sabes que no te hemos servido en nuestros hermanos y hermanas. ¡Ten piedad de nosotros!
A: ¡Ten piedad de nosotros!
P: Que Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados, y nos lleve a la vida eterna.
A: Amén.
Día segundo
Transformados por la espera paciente del Señor
P: Roguemos al Señor.
Danos el don de mirar la vida a la luz de tu sabiduría, te rogamos:
A: ¡Óyenos, Señor!
P: ¡Danos el don divino de la paciencia en situaciones en que falla la justicia humana, te rogamos:
A: ¡Óyenos, Señor!
P: Haznos capaces de orar y esperar en situaciones donde sólo tu gracia puede satisfacer nuestras necesidades, te rogamos:
A: ¡Óyenos, Señor!
P: Escúchanos, Dios nuestro, y concédenos poder discernir la plenitud de tu justicia, por Cristo, nuestro Señor.
A: Amén.
Día tercero
Transformados por el Siervo doliente
P: La Cruz es el signo de la victoria. Por ello, te decimos: ¡Te adoramos, Señor!
A: ¡Te adoramos, Señor!
P: Por tu Cruz, santuario de la verdad y tribunal de misericordia.
A: ¡Te adoramos, Señor!
P: Por tu Cruz, árbol de vida y trono de gracia.
A: ¡Te adoramos, Señor!
P: Por tu Cruz, signo de compasión y de esperanza.
A: ¡Te adoramos, Señor!
P: Señor, tú has muerto en la Cruz para reunir en la unidad a los hijos dispersos de Dios. Haz que la contemplación de tu Cruz transforme nuestra comprensión del sufrimiento, tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
A: Amén.
Día cuarto
Transformados por la victoria del Señor sobre el mal
P: La llegada del Reino de Dios es la derrota del Reino de Satanás. Jesús, cuando vence la tentación en el desierto y libera a la gente del poder de los malos espíritus, anticipa su gran victoria, la de la hora de su pasión. El príncipe de este mundo es echado fuera. En la última petición de la oración del Señor -y líbranos del mal- oramos a Dios para que nos revele la victoria ya ganada en Cristo. En el mismo espíritu, suplicamos: ¡sálvanos, Señor!
A: ¡Sálvanos, Señor!
P: De todo mal
A: ¡Sálvanos, Señor!
P: De todo pecado
A: ¡Sálvanos, Señor!
P: De las asechanzas de Satanás
A: ¡Sálvanos, Señor!
P: Del odio y toda maldad
A: ¡Sálvanos, Señor!
P: De la muerte eterna
A: ¡Sálvanos, Señor!
P: Sálvanos, Señor, de todo mal y apóyanos en tu misericordia, tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
A: Amén.
Día quinto
Transformados por la paz de Cristo resucitado
P: Oremos al Señor resucitado por los cristianos y por todas las personas de la tierra: ¡Concédenos tu paz!
A: ¡Concédenos tu paz!
P: Concede tu bendición y tu paz a las naciones.
A: ¡Concédenos tu paz!
P: Apoya a los que trabajan por la unidad visible de tu Iglesia.
A: ¡Concédenos tu paz!
P: Vela sobre los que tú has llamado a pastorear tu rebaño.
A: ¡Concédenos tu paz!
P: Fortalece el amor entre los esposos.
A: ¡Concédenos tu paz!
P: Lleva la reconciliación a las familias, a los barrios y a las sociedades.
A: ¡Concédenos tu paz!
P: El Señor esté con nosotros y nos conceda la unidad y la paz. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
A: Amén.
Día sexto
Transformados por el amor inconmovible de Dios
P: Al que sólo es digno de fe, le llamamos: ¡Amén: Yo creo!
A: ¡Amén: Yo creo!
P: En un sólo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
A: ¡Amén: Yo creo!
P: En el Hijo de Dios, que se hizo hombre.
A: ¡Amén: Yo creo!
P: En su muerte, resurrección y ascensión.
A: ¡Amén: Yo creo!
P: En el don del Espíritu Santo.
A: ¡Amén: Yo creo!
P: En la venida de Cristo en la gloria.
A: ¡Amén: Yo creo!
P: En su gracia, más fuerte que el pecado.
A: ¡Amén: Yo creo!
P: En el amor, más poderoso que el odio y la muerte.
A: ¡Amén: Yo creo!
P: En la resurrección del cuerpo y la vida eterna en el Reino.
A: ¡Amén: Yo creo!
P: Señor, mira la fe de tu Iglesia en su peregrinación terrena, y lleva a tus hijos a descubrir cara a cara el brillo de tu majestad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
A: Amén.
Día séptimo
Transformados por el Buen Pastor
P: El Señor no nos ha abandonado. En las experiencias de la vida nos guía a todos con su bastón y su cayado. Es nuestro buen Pastor. Por eso decimos: ¡Te damos gracias, Señor!
A: ¡Te damos gracias, Señor!
P: Por la vida y todos los dones con los que nos has fortalecido
A: ¡Te damos gracias, Señor!
P: Por el don de la Palabra
A: ¡Te damos gracias, Señor!
P: Por la perseverancia en la fe
A: ¡Te damos gracias, Señor!
P: Por los testigos creíbles de tu Evangelio
A: ¡Te damos gracias, Señor!
P: Por todas las cosas que no podemos contar o realizar
A: ¡Te damos gracias, Señor!
P: Gracias, Señor, por todos los dones que nos has dado, para que no dejemos el camino ni desfallezcamos en el combate espiritual. Tú que vives y reinas por los siglos de siglos.
A: Amén.
Día octavo
Reunidos en el Reino de Cristo
P: De una antigua homilía: El trono de los querubines está preparado, los servidores están atentos, el lecho nupcial dispuesto, los alimentos prestos; se han embellecido los eternos tabernáculos y moradas, han sido abiertos lostesoros de todos los bienes, y el reino de los cielos está preparado desde toda la eternidad. Deseando fervientemente permanecer con Cristo, adorémosle diciendo: ¡Reina eternamente!
A: ¡Reina eternamente!
P: Señor del tiempo y de la eternidad
A: ¡Reina eternamente!
P: Primogénito de entre los muertos
A: ¡Reina eternamente!
P: Tú que tienes las llaves de la muerte y del infierno
A: ¡Reina eternamente!
P: Tú, Señor de los señores y Rey de los reyes.
A: ¡Reina eternamente!
P: Tú que viniste, que vienes y que vendrás.
A: ¡Reina eternamente!

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