Anglocatólico

COMUNIDAD ECUMÉNICA MISIONERA LA ANUNCIACIÓN. CEMLA
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“Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por todos y está en todos.” Ef 4,5s.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

+Gabriel Orellana.
Obispo Misionero
¡Ay de mí si no predico el Evangelio! 1 Co 9,16b.

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domingo, 22 de abril de 2012

CELEBRACION DEL MATRIMONIO CRISTIANO

Lo Concerniente al Rito

El matrimonio cristiano es un pacto solemne y público entre un hombre y una mujer en la presencia de Dios. En la Iglesia Católica Anglicana se requiere que los cónyuges sean bautizados; que no menos de dos testigos presencien la ceremonia; y que el matrimonio esté de acuerdo con las leyes del país y los cánones de esta Iglesia.

Normalmente, un presbítero o un obispo presiden la Celebración y Bendición del Matrimonio, porque sólo estos ministros pueden ejercer la función de pronunciar la bendición nupcial y de celebrar la Santa Eucaristía. En caso de que en el rito estén presentes y oficiando un obispo y un presbítero, es costumbre que el obispo pronuncie la bendición y presida la Eucaristía. Un diácono, o un presbítero asistente, pueden leer el cargo y pedir la Declaración de Consentimiento, leer el Evangelio y desempeñar en la Eucaristía otras funciones auxiliares.

Donde la ley civil permita que los diáconos presidan la ceremonia matrimonial, y no haya presbítero u obispo disponible, un diácono puede usar el rito que sigue, omitiendo la bendición nupcial que sigue a las Oraciones. Es conveniente que sean laicos los que lean las Lecciones del Antiguo Testamento y de las Epístolas. En la exhortación inicial (en las siglas N.N.), se dicen los nombres completos de los contrayentes. Después, sólo se dicen los nombres propios

Celebración y Bendición de un Matrimonio

A la hora señalada, los contrayentes y sus testigos se reúnen en la iglesia o en algún otro lugar adecuado. Durante la procesión nupcial puede cantarse un himno, salmo o antífona; o bien, puede tocarse música instrumental. El Celebrante, de cara al pueblo y a los contrayentes (la novia a la derecha y el novio a la izquierda), se dirige a la congregación y dice:

Muy amados:

Nos hemos reunido en la presencia de Dios para bendecir y ser testigos de la unión entre este hombre y esta mujer en Santo Matrimonio. Dios estableció en la creación el vínculo y pacto matrimonial, y nuestro Señor Jesucristo honró esta forma de vida con su presencia y su primer milagro en las bodas de Caná de Galilea. El matrimonio significa para nosotros el misterio de la unión entre Cristo y su Iglesia, y las Sagradas Escrituras recomiendan que sea honrado entre todos los pueblos. Es la voluntad de Dios que la unión de esposo y esposa en corazón, cuerpo y mente sea para gozo mutuo; para la ayuda y el consuelo que cada uno se dé, tanto en la prosperidad como en la adversidad; y, cuando Dios lo disponga, para la procreación de los hijos y su formación en el conocimiento y amor del Señor. Por tanto, el matrimonio no debe emprenderse inconsiderada o ligeramente, sino con reverencia, deliberación y de acuerdo con los propósitos para los cuales Dios lo instituyó. N.N. y N.N. vienen ahora para enlazar sus vidas en esta santa unión. Si alguno de ustedes puede mostrar causa justa por la cual no puedan casarse lícitamente, dígalo ahora, o de aquí en adelante, guarde silencio.

A continuación el Celebrante dice a los contrayentes:

N. y N., aquí, en la presencia de Dios, yo les requiero y encargo que si uno de ustedes conoce alguna razón por la cual no pueden unirse en matrimonio lícitamente, y de acuerdo con la Palabra de Dios, lo
confiese ahora.

Declaración de Consentimiento

El Celebrante dice a la mujer:
N., ¿quieres tomar a este hombre como tu esposo, para vivir juntos en el pacto del matrimonio; para amarle, confortarle, honrarle y cuidarle, tanto en tiempo de enfermedad como de salud; y, renunciando a todos los demás, quieres serle fiel mientras los dos vivan?

La Mujer responde: Sí, quiero.

El Celebrante dice al hombre:
N., ¿quieres tomar a esta mujer como tu esposa, para vivir juntos en el pacto del matrimonio; para amarla, conformarla, honrarla y cuidarla, tanto en tiempo de enfermedad como de salud; y, renunciando a todas las demás, quieres serle fiel mientras los dos vivan?

El Hombre responde: Sí, quiero.

A continuación el Celebrante dice a la congregación:
Ustedes, testigos de este consentimiento, ¿harán cuanto puedan para sostener a estas dos personas en su matrimonio?

Pueblo: Sí, lo haremos.

Si hay presentación o entrega de los cónyuges, éste es el momento para hacerlo. Puede seguir un himno, salmo o antífona.

Ministerio de la Palabra

El Celebrante dice al pueblo: El Señor sea con ustedes.
Pueblo: Y con tu espíritu.

El Celebrante dice: Oremos.
Dios bondadoso y eterno, tú nos has creado hombre y mujer a tu propia imagen: Mira con misericordia a este hombre y a esta mujer que vienen a ti pidiendo tu bendición; ayúdales con tu gracia, para que con fidelidad verdadera y amor constante honren y guarden las promesas y votos que hacen; por Jesucristo nuestro Salvador, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

Se lee uno o más de los siguientes pasajes de las Sagradas Escrituras. Si se celebra la Comunión, un pasaje del Evangelio siempre concluye las Lecturas.

Génesis 1:26-28 (Los creó hombre y mujer)
Génesis 2:4-9, 15-24 (El hombre se une a su mujer y se hacen una sola carne)
Cantar de los Cantares 2:10-13; 8:6-7 (Grandes aguas no pueden apagar el amor)
Tobías 8:4-8 (Que podamos llegar juntos a nuestra ancianidad)
1 Corintios 13:1-13 (La caridad es paciente, es servicial)
Efesios 3:14-19 (El Padre de quien toma nombre toda familia)
Efesios 5:1-2, 21-33 (Anden en amor, como Cristo nos amó)
Colosenses 3:12-17 (El amor que es el vínculo de la perfección)
1 San Juan 4:7-16 (Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios)

Entre las Lecturas puede cantarse o decirse un Salmo, himno o antífona. Los Salmos 67, 127 y 128 son apropiados. Cuando vaya a leerse un pasaje del Evangelio, todos se ponen de pie, y el Diácono o Ministro señalado dice:

Santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, según san____________.
Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!

Se lee uno o más de los siguientes pasajes de las Sagradas Escrituras:
San Mateo 5:1-10                  (Las bienaventuranzas)
San Mateo 5:13-16                (Vosotros sois la luz... Brille así vuestra luz)
San Mateo 7:21, 24-29          (Como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca)
San Marcos 10:6-9, 13-16      (Ya no son dos, sino uno)
San Juan 15:9-12                    (Que os améis los unos a los otros)

Después del Evangelio el Lector dice: El Evangelio del Señor.
Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.

Puede seguir una homilía u otra respuesta apropiada a las Lecturas.

Matrimonio

El Hombre, frente a la mujer, la toma de la mano derecha, y dice:
En el Nombre de Dios, yo, N., te recibo a ti, N., para ser mi esposa, desde hoy en adelante, para tenerte y conservarte, en las alegrías y en las penas, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe. Este es mi voto solemne.
Luego se sueltan las manos, y

la Mujer, todavía frente al hombre, lo toma de la mano derecha, y dice:
En el Nombre de Dios, yo, N., te recibo a ti, N., para ser mi esposo, desde hoy en adelante, para tenerte y conservarte, en las alegrías y en las penas, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe. Este es mi voto solemne.
Se sueltan las manos.

El Celebrante puede pedir la bendición de Dios sobre los anillos, de la siguiente manera:
Bendice, oh Señor, este anillo, para que sea signo de los votos por los cuales este hombre y esta mujer se han unido el uno al otro; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

El contrayente coloca el anillo en el anular de la otra persona, y dice:
N., te doy este anillo como símbolo de mis votos, y con todo lo que soy, y con todo lo que tengo, yo te
honro, en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo (o, en el Nombre de Dios.)

Luego el Celebrante junta la mano derecha de los contrayentes, y dice:
Puesto que N. y N. se han dado el uno al otro por medio de votos solemnes, con la unión de las manos
y con la entrega y recepción de anillos, yo los declaro esposo y esposa, en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. A quienes Dios ha unido, nadie los separe.

Pueblo: Amén.

Plegarias

Todos de pie, el Celebrante dice:
Oremos, con las palabras que nuestro Salvador nos enseñó.
Pueblo y Celebrante:
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino, tuyo es el poder, y tuya es la gloria, ahora y por siempre. Amén.

El Padre Nuestro puede omitirse aquí, si el rito continúa con la Comunión. El Diácono u otra Persona señalada lee las siguientes oraciones, a las cuales el Pueblo responde, diciendo, Amén.

Cuando no haya Comunión, se puede omitir una o más de las oraciones.

Oremos.
Eterno Dios, creador y conservador de la vida, autor de la salvación y dador de toda gracia: Mira con tu favor al mundo que has hecho y por el cual tu Hijo dio su vida, y especialmente a este hombre y a esta mujer, a quienes haces una sola carne en Santo Matrimonio. Amén.

Confiéreles sabiduría y devoción, para que ordenen su vida en común, de tal modo que cada uno sea para la otra fortaleza en la necesidad, consejero en la duda, consuelo en la tristeza y compañero en el gozo. Amén.

Concede que sus voluntades se entrelacen en tu voluntad, y sus espíritus en tu Espíritu, para que crezcan en amor y paz contigo y el uno con el otro, todos los días de su vida. Amén.

Dales gracia para que, cuando se ofendan el uno al otro reconozcan y acepten sus faltas, se pidan perdón y busquen el tuyo, oh Señor. Amén.

Haz que su vida en común sea un signo del amor de Cristo para este mundo dividido y pecador, y que la unidad venza la división, el perdón sane la culpa y el gozo conquiste la desesperación. Amén.

Otórgales, si es tu voluntad, el don y la herencia de hijos, y la gracia para criarlos en tu conocimiento, amor y servicio. Amén.

Dales tal plenitud de su afecto mutuo que se proyecten en amor y preocupación por los demás. Amén.

Concede que todas las personas casadas que han sido testigos de este intercambio de votos vean fortalecidas sus vidas y confirmada su lealtad. Amén.

Haz que los lazos de nuestra humanidad común, que mantienen unidos a todos tus hijos, y a los vivos con los muertos, sean transformados de tal manera por tu gracia, que tu voluntad se haga en la tierra como en el cielo; donde vives y reinas, oh Padre, con tu Hijo y el Espíritu Santo, en perfecta unidad, por los siglos de los siglos. Amén.



Bendición del Matrimonio
El pueblo permanece de pie. El esposo y la esposa se arrodillan, y el Obispo o Presbítero dice una de las siguientes oraciones:

Dios de toda bondad, te damos gracias por tu benigno amor al enviar a Jesucristo entre nosotros, para nacer de una madre humana, y para transformar el camino de la cruz en el sendero de la vida. También te damos gracias por consagrar en su Nombre la unión del hombre y la mujer. Por el poder de tu Santo Espíritu derrama la abundancia de tu bendición sobre este hombre y esta mujer.

Defiéndelos de todo enemigo. Guíalos en la plenitud de tu paz. Que su mutuo amor sea un sello sobre sus corazones, un manto sobre sus hombros y una tiara sobre sus frentes. Bendícelos en su trabajo y en su compañerismo; en su dormir y en su despertar; en sus gozos y en sus penas; en su vida y en su muerte. Finalmente, por tu misericordia, llévalos a la mesa de tu hogar celestial donde tus santos festejan para siempre; por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos Amén.

O bien:
Oh Dios, que al consagrar el pacto matrimonial nos muestras la unidad espiritual entre Cristo y su Iglesia: Otorga tu bendición a estos tus siervos, para que se amen, se honren y se cuiden, con fidelidad y paciencia, con sabiduría y verdadera santidad, de tal manera que su hogar sea un puerto de bendición y de paz; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Mientras el esposo y la esposa permanecen de rodillas, el Obispo o Presbítero añade esta bendición: 
Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo les bendiga, conserve y guarde: el Señor por su misericordia mire con favor hacia ustedes, y les colme de toda bendición espiritual y gracia, para que fielmente vivan juntos en esta vida, y en la venidera tengan vida eterna. Amén.

La Paz
El Celebrante puede decir al pueblo:
La paz del Señor sea siempre con ustedes.

Pueblo: Y con tu espíritu.

Los recién casados se saludan; después, la congregación puede saludarse mutuamente.
Cuando no haya Comunión, el cortejo nupcial se retira de la iglesia. Puede cantarse un himno, salmo o antífona, o puede tocarse música instrumental.

En la Eucaristía
La Liturgia continúa con el Ofertorio, en el cual los recién casados pueden presentar las ofrendas de pan y vino.

Prefacio del Matrimonio

En la Comunión es apropiado que los recién casados comulguen después de los ministros y antes de la congregación. En lugar de la Oración usual de poscomunión, se dice la siguiente:

Oh Dios, dador de todo lo que es verdadero, noble y amable: Te damos gracias por habernos unido en estos santos misterios del Cuerpo y Sangre de tu Hijo Jesucristo.
Concede por tu Espíritu Santo, que N. y N., ahora unidos en Santo Matrimonio, lleguen a ser uno en corazón y alma, vivan en fidelidad y paz, y obtengan el gozo eterno preparado para todos los que te aman; por amor de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Mientras el cortejo nupcial se retira de la iglesia, puede cantarse un himno, salmo o antífona, o puede tocarse música instrumental.



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