La Iglesia Católica Antigua Comunidad Ecuménica de Fe de El Salvador, comparte con el Catolicismo Reformado (que tiene su expresión en el Anglicanismo) la visión de Seguimiento de Jesucristo.
Somos una expresión particular del sentido cristiano siendo
Una, Santa, Católica y Apostólica Iglesia de Jesucristo.
Se forma y enraíza en la Escritura, moldeada por el culto a
Dios vivo, ordenada en comunión y dirigida fielmente por la misión de Dios en
el mundo.
Formados por la
Escritura
1. Como cristianos tratamos de discernir la voz de Dios vivo
en la Sagrada Escritura, mediada por tradición y razón. Leemos la Biblia,
juntos en comunidad e individualmente, con sentido agudo y crítico del pasado,
comprometidos vigorosamente con el presente y con paciente espera por el futuro
de Dios.
2. Valoramos toda la Escritura para cada aspecto de nuestras
vidas y valoramos las muchas formas en la que nos enseña a seguir fielmente a
Cristo en una variedad de contextos. Oramos y cantamos la Escritura a través de
la liturgia y los himnos. Los leccionarios nos relacionan con lo extenso de la
Biblia y a través de la predicación, interpretamos y empleamos la plenitud de
la Escritura a nuestra vida compartida en el mundo.
3. Aceptamos su autoridad. Escuchamos la Escritura con
corazones abiertos y mentes atentas. Ha dado forma a nuestra rica herencia, por
ejemplo: los credos ecuménicos de la iglesia primitiva.
4. En nuestra proclamación y testimonio de la palabra
encarnada, valoramos la práctica del compromiso de eruditos con la Escritura
desde los primeros siglos hasta nuestros días. Deseamos ser una verdadera
comunidad de fe, aprendiendo, buscando sabiduría, fortaleza y esperanza en
nuestra jornada. Constantemente descubrimos que nuevas situaciones requieren de
frescas expresiones de fe y vida espiritual fundadas bíblicamente.
Moldeados a través
del culto y adoración
5. Nuestra relación con Dios es nutrida a través de nuestro
encuentro con el Padre, Hijo y Espíritu Santo en palabra y sacramento. Esta
experiencia enriquece y moldea nuestro entendimiento de Dios y la comunión con
otros.
6. Como cristianos ofrecemos alabanza al Trino Dios
expresado a través del culto combinando orden y libertad. En penitencia y
acción de gracias nos ofrecemos en servicio a Dios en el mundo y para el mundo.
7. A través de nuestras liturgias y formas de culto,
balanceamos la rica tradición del pasado con la variedad de culturas en
nuestras diversas comunidades.
8. Como personas frágiles y pecadoras, consientes de la
misericordia de Dios, vivimos por gracia a través de la fe y continuamente nos
esforzamos por ofrecer vidas santas a Dios. Perdonados a través de Cristo y
fortalecidos por su palabra y sacramentos, somos enviados al mundo en el poder
del Espíritu Santo.
Ordenada en Comunión
9. En nuestra dirección episcopal y gobierno sinodal en
diócesis y provincias, nos gozamos en los diversos llamados de todos los
bautizados. Los tres servicios del ministerio, obispos, presbíteros, diáconos,
colaboran en la afirmación, coordinación y desarrollo de esos llamados como
percibidos y ejercitados por todo el pueblo de Dios.
10. Como cristianos en todo el mundo, valoramos nuestra
relación con uno y otro.
Conducidos por la
Misión de Dios.
11. Como cristianos estamos llamados a participar en la misión
de Dios en el mundo, comprometidos respetuosamente con la evangelización, un
servicio de amor y testimonio profético. Así sea en toda la variedad de
contextos, damos testimonio y seguimos a Jesucristo el crucificado y resucitado
Salvador. Celebramos la reconciliación de Dios con una misión viva, a través de
creativos, encarecidos y fieles ministerios y testimonios de hombres, mujeres y
niños, en el pasado y presente, alrededor de la comunión.
12. Sin embargo, como cristianos estamos muy consientes que
nuestra vida y compromiso común con la misión de Dios se corrompen por defectos
y equivocaciones: aspectos de herencia colonial, abuso de poder y privilegios,
menosprecio en contribuciones de laicos y mujeres, desigualdad en distribución
de recursos y ceguera a la experiencia de pobres y oprimidos. Como un
resultado, buscamos seguir al Señor con renovada humildad con la que podríamos,
libre y alegremente, esparcir las buenas nuevas de salvación en palabra y
hecho.
13. Confiados en Cristo, nos unimos a todas las personas de
buena voluntad para trabajar por la paz, justicia y amor reconciliador de Dios.
Reconocemos la inmensidad de desafíos posados en la secularización, pobreza,
avaricia desenfrenada, violencia, degradación ambiental y enfermedades como VIH/SIDA.
En respuesta, llamamos una crítica profética de política destructiva e
ideologías religiosas, y construimos sobre una herencia de cuidado por el
bienestar humano expresado a través de educación, salud y reconciliación.
14. En nuestra relación y dialogo con otras comunidades de
fe, combinamos el testimonio de Jesucristo con un deseo de paz, respeto mutuo y
relaciones justas.
15. Como cristianos, bautizados en Cristo, compartimos la
misión de Dios con todos los cristianos y estamos profundamente comprometidos a
construir relaciones ecuménicas. Nuestra tradición católica no romana, ha
demostrado ser un don y estamos dispuestos a atraer un esfuerzo ecuménico.
Alternamos en dialogo con otras iglesias basado en confianza y en deseo de que
toda la compañía del pueblo de Dios crecería en plenitud de unidad a la cual
Dios nos llama, para que el mundo crea en el Evangelio.
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