El Obispo de Roma, FRANCISCO... a los Obispos VETEROCATÓLICOS...
30/10/2014
30/10/2014
Dar testimonio junto y en modo creíble del Evangelio en una Europa
confundida pero sedienta de Dios: es la invitación del Papa Francisco a la
delegación de la Conferencia Internacional de los obispos veterocatólicos de la
Unión de Utrech, recibida en audiencia esta mañana en el Vaticano.
Se trata de una iglesia católica separada de Roma después del Concilio
Vaticano I en el 1870, que sancionaba el dogma de la infalibilidad pontificia.
El servicio es de nuestro colega Sergio Centofanti:
En una Europa tan confundida acerca de la propia identidad y de su
propia vocación, afirmó el Papa, hay muchas áreas en las cuales los católicos y
veterocatólicos pueden colaborar, intentando responder a la profunda
crisis espiritual que afecta a los individuos y a la sociedad:
"Hay sed de Dios. Hay un profundo deseo de redescubrir el
sentido de la vida. Y hay una urgente necesidad de un testimonio creíble de las
verdades y de los valores del Evangelio. En esto, podemos sostenernos y
alentarnos recíprocamente, sobre todo a nivel de parroquias y de comunidades
locales. En efecto, el alma del ecumenismo consiste en la 'conversión del
corazón' y en la 'santidad de vida junto con las oraciones privadas y públicas
por la unidad de los cristianos'. Orando los unos por los otros, nuestras
diferencias serán asumidas y superadas en la fidelidad al Señor y a su
Evangelio”.
Francisco ha recordado que a través del trabajo de la Comisión
Internacional de Diálogo católica-veterocatólica “ha sido posible construir
puentes de entendimiento recíproco y de cooperación práctica. Han sido
realizadas convergencias e especificadas, en manera más precisa las
diferencias, colocándolas en nuevos contextos”:
“Si por una parte nos alegramos cada vez que podemos cumplir
ulteriores pasos hacia una más fuerte comunión entre fe y vida, por otro lado
nos entristecemos en el tomar conciencia de los nuevos desacuerdos que han
surgido entre nosotros en el curso de los años. Las cuestiones eclesiológicas y
teológicas que han acompañado nuestra separación son ahora más difíciles
de superar a causa de nuestra creciente distancia sobre temas concernientes el
ministerio y el discernimiento ético".
“El desafío que católicos y veterocatólicos deben afrontar – subrayó –
es pues aquel de perseverar en un sustancial diálogo teológico y de continuar a
caminar juntos, a rezar juntos y a trabajar juntos en un aún más profundo
espíritu de conversión a todo aquello que Cristo quiere para su Iglesia”
“En nuestra separación hubieron, de ambas partes, pecados
graves y faltas humanas. En un espíritu de perdón recíproco y de humilde
arrepentimiento, necesitamos ahora reforzar nuestro deseo de reconciliación y
de paz. El camino hacia la unidad inicia con una transformación del corazón,
con una conversión interior (crf Unitatis redintegratio, 4). Es un viaje
espiritual desde el encuentro a la amistad, de la amistad a la hermandad, de la
hermandad a la comunión. A lo largo del recorrido, el cambio es inevitable.
Debemos estar siempre dispuestos a escuchar y a seguir las sugerencias del
Espíritu que nos guía a la verdad toda entera (cfr Jn. 16,13)”.
“Soy consciente – concluyó el Papa – del hecho que el ‘santo
propósito de reconciliar todos los cristianos en la unidad de la Iglesia de
Cristo, una y única, supera las fuerzas y las dotes humanas’. (Unitatis
redintegratio, 24). Nuestra esperanza reside en la oración de Cristo mismo por
la Iglesia. Adentrémonos entonces aún más profundamente en esta oración, de
modo que nuestros esfuerzos sean siempre sostenidos y guiados por la gracia
divina”.
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